«13 Reasons Why»: Una 4ta temporada que nos hace desear que solo exista la primera

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Tras una tercera temporada que no logró complacer al público, Netflix estrenó el pasado viernes la cuarta y última entrega de «13 Reasons Why». Una serie que comenzó bastante bien, pero que lamentablemente terminó de forma bastante desabrida.

Sinopsis: La temporada final de “13 Reasons Why” llega a Netflix el 5 de junio. Los alumnos de Liberty High están a punto de graduarse, lo que los obliga a enfrentar el pasado y tomar dolorosas decisiones que afectarán profundamente su futuro.

Cuando estrenó su primera temporada en 2017 «13 Reasons Why» se presentó como una miniserie de Netflix, que se inspiraba en la novela escrita por Jay Asher y que, de forma bastante cruda y realista, nos contaba las razones que Hannah Baker (interpretada por Katherine Langford) había tenido para suicidarse.

La serie dio mucho para hablar en esa época, destacándose lo bien que habían sido tratados temas como la depresión, el bullying y el suicidio. Y en un inicio, no habían planes para continuar con ella, pero tras la presión del público y de los ejecutivos de la plataforma, los guionistas comenzaron a escribir nuevos episodios; algo que hoy en día se ve como el peor error que pudieron cometer.

La segunda temporada se enfocó en las subtramas inconclusas, y cómo el suicidio de Hannah Baker había influido en los estudiantes involucrados, al mismo tiempo que se destapaban nuevos detalles sobre el bullying y la cultura machista que existía en el colegio. El chicle empezaba a estirarse -y se notaba-, no obstante, Netflix dio luz verde a una tercera temporada, que perdía cada vez más fuerza al dejar de lado varios de los problemas esenciales, para jugar con el misterio de un asesinato.

Ahora, la cuarta temporada no tiene mucho de qué agarrarse y, dejando de lado los temas esenciales que caracterizaron la serie, se enfoca en los problemas psicológicos que todo esto ha provocado en su principal protagonista, Clay Jensen (interpretado por Dylan Minnette), y como los secretos que ha ido ocultando a lo largo de las temporadas, parecen alcanzarlo.

Tal como se había empezado a adelantar desde la segunda temporada (en la que Jensen veía alucinaciones de Hannah), Clay cada vez confía en menos personas, hasta llegar a desconfiar de sí mismo. Y pese a que estos problemas psicológicos son abordados, la verdad es que la solución final es nula.

Pudiendo aprender de sus errores, los guionistas de la serie parecen haber perdido el foco e incluso, el final se siente forzado. Esta cuarta temporada toca varios problemas sociales y psicológicos (racismo, uso de armas, identidad sexual, represión policial, drogas, ansiedad y depresión, por mencionar algunos), sin embargo, al enfocarse principalmente en Clay, resulta que ninguno de ellos es bien ejecutado.

Con diez episodios de una hora de duración cada uno (ojo, el último dura una hora y cuarenta minutos), la cuarta temporada avanza de una forma lenta y pausada, se toma su tiempo en demasiadas ocasiones; para finalmente no aportar nada nuevo a la trama. Literalmente, se alarga para nada.

Lamentablemente «13 Reasons Why» jamás debió tener segunda, tercera, ni mucho menos cuarta temporada. Y hoy, su primera temporada y aquel recuerdo de Hannah Baker permanece… esperando que podamos olvidarnos de sus decepcionantes continuaciones.

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