[Reseña] «Hasta El Último Hombre»: La Convicción En Tiempos De Guerra

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Independiente de sus polémicas en la vida real, no se puede negar que Mel Gibson es un artista con una trayectoria icónica tanto frente como detrás de cámara. Después de haber dirigido exitosas y polémicas películas como «La Pasión de Cristo» (2004) y «Apocalypto» (2006), Gibson se mantuvo de tomar posición detrás de la cámara por 10 años, y es ahora que vuelve con su quinta producción, «Hasta el Último Hombre» («Hacksaw Ridge»); la cual no tan sólo ha demostrado que el artista aún tiene mucha visión a través del lente, sino que también resulta ser su mejor película desde «Corazón Valiente» (1995) o -hasta me atrevería a decir- incluso mejor.

Sinopsis: «Hasta el Último Hombre» narra la historia de Desmond Doss (Andrew Garfield), un joven médico militar que participó en la batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso.

Hoy en día resulta difícil encontrar y/o esperar mucha promesa en las películas sobre la II Guerra Mundial, principalmente por el hecho de que hay decenas de films al respecto, y asimismo, porque ya se han visto producciones increíblemente bien logradas que han logrado reconocimiento a nivel global por su humanidad y realismo. Sin embargo, Mel Gibson demuestra que aún hay mucho que explorar dentro del trágico hito, y asimismo prueba que las verdaderas historias no están en la brutalidad de las luchas, sino en la humanidad de sus héroes, los hombres comunes que lucharon por sus convicciones y para defender a sus pares.

Desde el momento en que esta película parte, sabemos que nos espera una travesía brutal, y si nos familiarizamos con el material de Gibson, no es difícil notar que él tiene un ojo para el realismo de las situaciones que aborda, lo cual resulta en material bastante gráfico y chocante si consideramos que estamos en una película bélica; y he de confirmar que no había visto un realismo tan crudo en una película de guerra desde la increíble «Rescatando al Soldado Ryan» (1998). Los parajes destruidos por la artillería de los buques de guerra; los miembros esparcidos de los soldados heridos; los cuerpos descompuestos; el ambiente lleno de humo; todo completamente detallado al punto de alcanzar la mejor inmersión posible dentro del campo de guerra, lo cual resulta aún más tenso y emocionante si es que nos ponemos desde el punto de vista de nuestro heroico protagonista.

Por otro lado, el trabajo de todo el reparto es sorprendente, y más aún considerando a los artistas que están involucrados, quienes dan interpretaciones que jamás se habrían esperado por parte de ellos. Andrew Garfield («La Red Social»; «El Sorprendente Hombre Araña») acarrea con gracia el peso de gran parte de la película en su interpretación como el soldado Desmond Doss, quien heroicamente salvó a más de 70 hombres sin haber disparado ni sostenido un arma durante toda la campaña de asalto a Okinawa en Japón, a causa de sus convicciones personales sobre una vida pacifista en donde se debe luchar por salvar vidas y no quitarlas. Un rol lleno de carisma, honestidad, y muchísima emotividad, que es traído de manera excepcional a la pantalla por Garfield, en su rol más notable desde el joven co-creador de Facebook, Eduardo Saverín, en 2010.

Asimismo, en cuanto a los roles secundarios, otro artista que se luce de sobremanera es Hugo Weaving (la trilogía «Matrix»; «Cloud Atlas: La Red Invisible») como el padre del protagonista, quien ha caído fuertemente en la ebriedad después del impacto psicológico y emocional que le dejó el haber servido durante la I Guerra Mundial. Si bien Weaving ha demostrado ser un actor lleno de capacidad, me atrevo decir que hacía años que no lo veía lucirse en un rol como lo hace en esta ocasión, y si bien su papel como «V» en «V de Venganza» (2006) es icónico y notable siendo que jamás se le ve el rostro, es aquí donde resalta en una emotividad y expresión digna de ser nominada.

También cabe mencionar el impecable uso de Vince Vaughn («Swingers»; «Los Rompebodas»), quien tras la segunda temporada de «True Detective» en 2015, vuelve a salirse de sus raíces cómicas, y logra mezclar sus dotes de humor con los rasgos de un drama propio de una historia de guerra; y trae a la pantalla un papel notable, digno de ser recordado a pesar de no acaparar gran parte de la película. Finalmente, hago una mención honrosa a Sam Worthington («Avatar»; «Al Filo de la Mentira»), quien en mi opinión da la misma actuación en cada película en la que está, y sin embargo la pone en buen uso en esta ocasión, y da un buen nivel de emotividad al interpretar a un capitán militar que está en constante cuestionamiento sobre si respetar las convicciones del protagonista o no; no por una cuestión personal, sino por el inminente peligro que puede implicar para sus hombres el que uno de ellos no esté dispuesto a matar para defenderlos.

En cuanto a mis reparos con la película, he de admitir que el primer acto parte de manera bastante inocente y en ciertos aspectos ingenua, al mostrarnos la juventud del protagonista antes de que se enlistara para servir en la guerra, incluyendo su vida en un pueblo humilde y un romance con una enfermera (interpretada por la bella Teresa Palmer) que se interpreta en el estilo Hollywood más clásico. Si bien no es malo en lo absoluto, se siente un poco dispar en cuanto a tono en comparación con la seriedad y realismo que se aborda el resto de la película, desde el estigmatismo por el que Doss pasa durante su entrenamiento como militar a causa de sus convicciones pacifistas, hasta su desempeño en pleno terreno de combate donde reinan la muerte y la destrucción.

Para resumir, «Hasta el Último Hombre» es un retorno más que bienvenido para Mel Gibson en su rol como director; deslumbrando con una increíble historia verídica llena de emoción y brutalidad, que nos habla sobre lo mucho que hay en juego en tiempos de guerra, más allá de la muerte y las disputas políticas entre naciones; es la introspectiva de los ideales por los que las personas luchan, y lo mucho que se debe luchar por mantenerse fiel a las convicciones personales, especialmente en tiempos de guerra. Con un impactante realismo y notables actuaciones, es una película para no perderse en la pantalla grande, y una merecida entrada dentro de la temporada de premios. Señor Gibson, gracias por haber regresado, y espero expectante a lo próximo que nos tenga que ofrecer, tanto al frente como detrás de la cámara.

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