«Normal People»: Sentimientos que consumen

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«Normal People» es la serie de Hulu basada en el éxito literario homónimo escrito por Sally Rooney. Siendo catalogada como una de las series del año, la historia ha sorprendido por su sinceridad al librarse de los estereotipos de amor romántico y tocar temas que pocas veces son relacionados a historias de amor, pese a que pueden ser muy cotidianos. 

Recientemente estrenada en nuestro país gracias a Starzplay, la serie de 12 capítulos de media hora de duración es una maratón segura (Si tu corazón es capaz de soportarlo, claro). Como una fiel y muy inteligente adaptación del libro, «Normal People» relata la relación de Marianne y Connell en un punto que por lo general es obviado en las historias de amor juvenil, abrazando todas las dificultades y diferencias que surgen en dicho escenario, cubriendo un extenso periodo de tiempo que nos permite ver los cambios que se producen en los personajes y la relación.

Sinopsis: En la escuela de una pequeña ciudad al oeste de Irlanda, Connell es un apetecido jugador de fútbol, muy guapo y atlético. Marianne es una chica solitaria, orgullosa, intimidante y alejada de la popularidad, que evita activamente a sus compañeros de clase y desafía la autoridad de los maestros. La llama del amor entre los dos se enciende cuando Connell viene a recoger a su madre Lorraine (Sarah Greene, Dublin Murders) de su trabajo en la casa de Marianne y una conexión extraña e indeleble crece entre estos adolescentes. Pero los dos deciden ocultarle a sus compañeros la relación que sostienen.

Ambientado en la década del 2010, la serie se centra en las vidas de Marianne y Connell, dos adolescentes totalmente opuestos, pero que casualmente conectan entre ellos como no han logrado con ninguna otra persona.

Marianne es hija de una familia de buena posición económica pero cuyas tensas relaciones la hacen bastante disfuncional. Con una inteligencia destacable pero un carácter forjado por circunstancias adversas que le hace difícil encajar en el hostil mundo escolar, Marianne termina siendo una outsider que nadie logra comprender.

Por otro lado, Connell es un joven tremendamente tímido, pero cuyo exitoso rol en el equipo de futbol de la escuela le otorga una posición social envidiable en la que no acaba de sentirse cómodo, pero que le permite transitar por el mundo con tranquilidad. Con una posición social mucho menos aventajada que la de Marianne, pero una madre amorosa y comprensiva, ambos viven vidas totalmente opuestas.

La serie aborda un periodo complejo lleno de cambios, como lo es el paso del colegio a la universidad, de la juventud a la adultez, en donde se pone a prueba todo lo que creemos ser y conocer.  Es en este momento en que Marianne y Connell comienzan una relación que no conoce muy bien su norte, y que al poco tiempo se vuelve intensa e inusual. Incluyendo un descubrimiento de la sexualidad honesto y desinhibido, la relación nos enfrenta a algo muy distinto a lo acostumbrado, en donde nada está resuelto y la oportunidad de cambio es una puerta abierta a un mundo probablemente mejor.

Creo que lo más adictivo de la serie es lo poco idílico que se plantea todo, enfrentándonos a un amor que debe afrontar expectativas, desafíos y diferencias, tal como se viven en el mundo real. Las dificultades de ambos personajes son palpables, pero siempre tienen un respiro en ese espacio que se genera entre ambos, donde logran reconocer a esa persona que es capaz de ver más allá de lo que intentamos ser, lo que queremos ser y lo que esperan de nosotros, para simplemente rescatar nuestra verdadera esencia.

Sin embargo poco a poco ambos se ven envueltos en circunstancias que van dificultando el desarrollo de este vínculo, volviendo su dinámica cada vez más compleja y difícil de mantener. A medida que avanza la serie, se produce un cambio de roles entre Connell y Marianne que hace que las diferencias económicas entre ambos personajes sean cada vez más evidentes, y que los enfrenta de una forma en que no habían pensado antes. Además, aquel desafío que en un inicio se vio como una oportunidad, poco a poco comienza a presentarse como un horizonte demasiado extenso para conquistar, despertando en los personajes profundos conflictos psicológicos en los que la serie se embarca de lleno, logrando hábilmente representar ese mundo interno que a veces carece de diálogos (otro de sus grandes atractivos).

Es así como esta asincronía que existía en su adolescencia, quizás omisible asociada a su inmadurez, se presenta como un obstáculo cada vez más grande, que continúa provocando desencuentros cada vez más significativos y que  causan un vacío que no deja de crecer tanto en Connell como en Marianne, causando cuestionamientos acerca de los reales sentimientos que experimenta cada uno, que se estancan en una comunicación que no logra establecerse.

El vínculo entre ambos comienza a volverse insostenible, a medida que se ven superados por su propia percepción del mundo y sus sentimientos sobre sí mismos, en donde lo único que ansían es ser una persona normal. Ojo que la idea no radica en que su amor duela per se, si no que en que a veces duele porque solo amar no es suficiente, si no que necesita de algo más que lo sustente.

Protagonizada por Daisy Edgar-Jones (War of the Worlds, Cold Feet) como Marianne; y Paul Mescal, en su primer papel de televisión, como Connell. Ambos actores desarrollan sus papeles logrando interpretar maravillosamente la evolución de los personajes, así como su sentir a lo largo de toda la serie. La serie no olvida la individualidad de los personajes, sus propios miedos e inseguridades y retrata cómo estos afectan la dinámica entre ambos y en sus propios mundos.

La adaptación es tremendamente apegada al libro que le da origen, replicando muchas escenas y dialógos casi de forma exacta, siendo la única diferencia significativa que este último permite conocer en más profundidad el sentir de los personajes y que tiene un abordaje un poco más oscuro. «Normal People» encarna una ola de sentimientos que te tomará un par de días procesar, pero que hacen de esta producción una recomendación absoluta. 

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