[Reseña] «A la Deriva»: Media historia a flote

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Una revelación que curiosamente me llegó a la hora de ver esta película, fue el darme cuenta de que el género del drama de supervivencia ya se está trillando demasiado, especialmente el que consiste en personajes varados en altamar. «Mar Abierto» (2003), «Una Aventura Extraordinaria» (2012), «Todo Está Perdido» (2013), «Inquebrantable» (2014), e inclusive la reciente «Un Viaje Extraordinario» («The Mercy«), han sido todas cintas que tratan con las odiseas en altamar de personajes que viven tanto el terror como el drama e inclusive lo fantástico, en sus travesías. Ahora nos vemos frente «A la Deriva» («Adrift«), la cual se basa en una historia real y vuelve a meterse en este mismo género. ¿Logra la cinta contar algo nuevo? Pues sí y no.

Sinopsis: Tami Oldham (Shailene Woodley) y Richard Sharp (Sam Claflin) partirán en un viaje a través del océano sin imaginar que navegarán directamente hacia uno de los huracanes más catastróficos de la historia. A raíz de la tormenta, Tami despertará y encentrará a Richard gravemente herido y su barco en ruinas. Sin esperanza de rescate, Tami deberá encontrar la fuerza y la determinación para llegar a tierra a salvo junto con el hombre que ama. ¿Los encontrarán o naufragarán por un largo tiempo.

De frente hay que aplaudir el tremendo trabajo del reparto, que es manejado en su totalidad por Sam Claflin («Los Juegos del Hambre: En Llamas»; «Yo Antes de Ti») y, principalmente, por Shailene Woodley («Los Descendientes»; «Big Little Lies»), quien sin dudas tiene el peso de la cinta en sus hombros por la mayor parte de la historia, y logra sostenerla y hacerla resaltar con una muy buena actuación que no debería pasar desapercibida en la temporada de premios.

Los problemas que «A la Deriva» tiene, son prácticamente dos. Por un lado, sigue una fórmula tradicional que todos ya conocemos de memoria, en la cual los protagonistas se ven frente a adversidades naturales a causa de una catástrofe, y mientras intentan resolver el problema, vemos recuerdos de cómo se conocieron y lo que ocurrió antes del suceso en cuestión. Ante esa narrativa, no hay mucho nuevo que esperar, ya que la forma en que nos cuentan la historia se vuelve algo predecible, y por ende nos enfocamos simplemente en las emociones que los personajes transmiten. Es por esto que Woodley resalta tanto, y razón por la cual su trabajo es tan destacable.

El otro problema es que la película es tonalmente dispar, en el sentido de que entre las escenas de flashbacks donde se explica el romance de los dos protagonistas y las circunstancias que los llevaron a naufragar, y las escenas donde luchan por sobrevivir varados en alta mar, los tonos son sumamente distintos. No me refiero a una disparidad obvia a causa de las circunstancias, sino que se siente como si a momentos estuviésemos viendo una película romántica típica y sumamente cursi, y en otros momentos, vemos un drama tenso y realista, con actuaciones bajadas a tierra y creíbles. Es por ello que la cinta no fluye tan bien como uno querría, y claramente hay una mitad mejor que otra.

Con todo esto dicho, no pretendo decir que esta sea una mala película, por el contrario, su buena mitad es precisamente la parte que vale completamente la pena ver, con una cinematografía hiper realista que lo mete a uno directamente en el escenario de los personajes, permitiéndote sentir el frío, la desolación y la humedad del ambiente a través de imágenes visuales y el sonido; mientras que las actuaciones te permiten vivir tremendos momentos de angustia y desesperación, que se ven amedrentados por chispas de esperanza y vigor cuando los personajes logran progresar.

Para resumir, «A la Deriva» es una película bien manejada, llena de buena cinematografía y extraordinarias actuaciones de parte de una gran Shailene Woodley. Si bien no aporta nada nuevo dentro del género, y resulta dispar tonalmente, no deja de tener momentos sumamente efectivos que ayudan a generar una experiencia que dentro de todo, vale la pena vivirla al menos una vez.

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