[Reseña] «Dead Candi»: un viaje sin retorno

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La nueva cinta de Eugenio Arteaga, que además es el noveno largometraje de egreso de la Universidad Del Desarrollo, es de esas películas que optan por mostrar antes de decir. Protagonizada por Armin Felmer, Nicolás Durán, María Olga Matte e Ignacia Goles, entre otros, esta es una película chilena podría ser fácilmente catalogada como el típico metraje que trata sobre drogas, pero la verdad es que es mucho más que eso.

Sinopsis: «Atrapado en una profunda disfunción familiar y en un difuso triángulo amoroso, la desorientada y retraída vida de Lucas (18) se ve perturbada cuando emprende un negocio de gomitas psicoactivas junto a su desenfrenado, pero carismático hermano menor, Elías (17). Incapaz de expresar su creciente hastío, Lucas comete un brutal crimen que lo llevará al límite de sus trabas emocionales, obligándolo a enfrentarse a las cicatrices del pasado y a la crudeza del presente.»

Dije al comienzo de la reseña que esta no es una típica película de drogas ya que, a pesar de tener una fuerte presencia en el filme, las sustancias son solo el tren de escape para una realidad mucho más dura. Hablamos del vacío que existe dentro de jóvenes y adultos que muchas veces intentan  sus inseguridades con drogas de todo tipo: legales e ilegales, de manera errónea y perjudicial. Esta situación se nos muestra de una manera cruda y directa en el filme, donde somos testigos de los constantes golpes que puede sufrir una familia.

En su hora y media de duración «Dead Candi» nos da un paseo por un hogar disfuncional que vive en un barrio ABC1. Esta familia está compuesta por Lucas, Elías y la madre de ambos muchachos, quien falla constantemente a la hora de establecer los limites necesarios para la sana convivencia. Los hermanos, uno extremadamente retraído y el otro con un ego desproporcionado, se sumergen en toda clase de sustancias (marihuana, cocaína, LSD, alcohol, entre otras) sin medir en ningún momento las consecuencias de sus actos. Además de esto, tenemos una relación un edipica entre la madre y uno de sus hijos, el que constantemente la manipula para tenerla siempre a su lado.

En lo técnico, «Dead Candi» demuestra una solidez gratificante en la dirección. Arteaga nos sorprende con una atmósfera llena de psicodelia e increíbles tomas que son un plus para la temática que el filme expone. La música además, es un complemento que ayuda a generar confusión, euforia y angustia cuando el argumento lo necesita. Estamos frente a una fotografía llamativa, y aunque no dice mucho textualmente, sí expresa una cantidad considerable de emociones. Esta particular dirección podría parecer lenta para quien espera ver en «Dead Candi» una película con un ritmo convencional.

Las actuaciones de cada uno de los miembros del cast son un acierto, siendo las de Armin Felmer, Nicolás Durán y María Olga Matte las más destacables. Sentimos la angustia, frustración, miedo y euforia de cada uno de los personajes, quienes tienen un excelente tiempo en pantalla, permitiéndonos así entenderlos y empatizar con ellos en muchas ocasiones.

El final es quizás algo con lo que la película queda al debe. Nos quedamos con las ganas de tener una evolución mayor en sus personajes y verlos finalmente atravesar, de manera victoriosa o no, sus conflictos internos. Al tratarse de un final estilo «final abierto» nada de esto se hace posible.

«Dead Candi» es una película que maneja sus temáticas, drogas y disfunción familiar principalmente, de una manera cercana y cruda. La madurez con la que se tocan estos temas es la necesaria para establecer una critica seria que logra impactar, de una u otra manera, a sus observadores. El carácter poco explícito de la cinta hace que tengamos que sacar nuestras propias conclusiones respecto a lo que ocurre en la pantalla y no esperar a que estas se nos entreguen en bandeja.

Una película potente, con una temática contingente en nuestra sociedad y un mensaje que se hace creíble y cercano gracias a las excelentes actuaciones y el guión. Especialmente recomendada para aquellos que disfrutan del cine chileno y además, una invitación para quienes buscan re-encontrarse con nuestro séptimo arte.

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