[Reseña] «Rápidos y Furiosos 8»: Familia Redefinida

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Creo que no soy el único que se asombra cuando se pone a pensar en lo lejos que ha llegado la serie fílmica de «Rápido y Furioso». Lo que una vez empezó como una especie de copia de «Punto de Quiebre» («Point Break») en 2001, que reemplazó el robo de bancos y el surf, con ladrones de autos y criminales latinos, fue tan solo la chispa que prendió la mecha de una de las franquicias más grandes de Hollywood hoy en día, y cuya formula cementó lo que muchas otras películas han intentado hacer pero que no han podido lograr: capitalizar en increíbles efectos especiales y hazañas increíbles pero ingeniosas, sin tener que innovar en la trama, mientras se mantenga el espíritu de sus predecesoras. Es ahora que nos vemos frente a la octava entrega de la saga, y en contra de todo pronóstico, es seguro decir que el equipo de Dominic Toretto sigue teniendo más explosivas aventuras que ofrecernos, porque los litros de bencina sobran con creces.

Sinopsis: Cuando una mujer misteriosa (Charlize Theron) obliga a Dominic Toretto (Vin Diesel) a volver al mundo del crimen y traicionar a sus más cercanos, el equipo de globetrotting se enfrentará a difíciles situaciones que los probarán como nunca antes.

Creo que no hay novedad en decir que el fuerte de «Rápido y Furioso» no es su historia ni su experiencia a nivel emocional; sino la innovación y energía insana con la que busca superarse a sí misma con cada película que se estrena. Nadie va a ver estas películas para pensar, sino para pasarla increíblemente bien con un equipo de personajes que ya han sido cementados con sus características definidas, y que por más prototípicos que sean, se ven unidos por un concepto tan universal -y largamente enfatizado en cada una de estas películas- como lo es el de «la familia». Y creo que finalmente ese énfasis ha rendido frutos en esta ocasión, porque es en esta película donde el término agarra probablemente la mayor fuerza que nunca antes había logrado, y logra usarlo a su favor para un mayor impacto en el conflicto de la historia.

Siendo que esta es una saga que se basa en la idea de innovar, al ser más grande, más loca y menos lógica, claramente se busca una versatilidad en cuanto a la producción de cada película; y es por eso que con cada director nuevo, se espera algo distinto. En este caso, es el increíblemente versátil F. Gary Gray («La Estafa Maestra»; «Straight Outta Compton») quien está a cargo de esta nueva entrega; y la verdad es que su visión detrás de cámara ayuda muchísimo a cementar esta octava parte de la saga como una de las mejores partes de la franquicia.

Todo momento que involucra peleas, persecuciones, tiroteos, etc… son manejados increíblemente por parte del director, tanto por la buena variación de ángulos de cámara, como del buen seguimiento de la acción, al punto de que a pesar de toda la actividad frenética que está ocurriendo, los espectadores pueden seguir sin problema lo que ocurre, sin perderse, ni preguntarse a quiénes están viendo en pantalla efectivamente. También cabe mencionar que la coreografía de lucha y su edición, hacen que se sienta cada violento golpe que nuestros protagonistas dan y reciben; y eso es mucho decir en una película con escenas de pelea tan ridículamente brutales como las que vemos aquí (el motín en la prisión de máxima seguridad es un momento de dicha insana increíble).

Por el otro lado, como ha de esperarse, todos los miembros del reparto que vuelven nuevamente, cumplen con sus personajes como lo han hecho en todas las películas anteriores; sin embargo, hay ciertos actores que hay que destacar, sean de los viejos o de los nuevos. Vin Diesel («XXX»; «Guardianes de la Galaxia»), finalmente se ve en una nueva profundidad con su personaje de Dominic Toretto en esta ocasión; si bien no es un rasgo dimensional que grite nominación al Oscar, sí es uno que le asigna un peso nuevo a su relación con la noción de «familia» que siempre enfatiza en cada película, y asimismo, lo logramos ver enojado y angustiado como nunca antes, hasta el punto en que tiene escenas donde resulta bastante intimidante. Bien ahí.

Asimismo, Jason Statham («El Transportador»; «Los Indestructibles») -quien esta vez es usado como corresponde a diferencia de la vez pasada- demuestra que está teniendo la experiencia más divertida de su carrera, al volver como Deckard Shaw, quien esta vez se ve obligado a trabajar con el equipo que estaba esmerado en aniquilar en la película anterior. Más allá de una escena comiquísima y llena de acción que involucra a un bebé; Statham también demuestra una química hilarante con el personaje de Luke Hobbs, interpretado por Dwayne «La Roca» Johnson («Un Policía y Medio»; «Moana»), con quien intercambia un montón de insultos y amenazas que se roban buena parte de la película.

También cabe mencionar a la talentosa y bella Charlize Theron («Monster»; «Prometeo»), quien da vida a la villana de la película, Cypher, la cual si bien es un personaje sumamente estereotipado tanto en sus motivaciones como en su diálogo; prueba ser una antagonista competente porque la actriz trabaja con un material sumamente básico, y le da vida y encanto con su presencia, tono y entrega; siempre te la tomas en serio, y nunca osas dudar de ella; y cosas así son las que resaltan el poder de una gran artista. Charlize, fuiste un muy grato y necesario aporte.

Ahora, respecto al guión, hay varias cosas que resaltar. Respecto a lo bueno, lo que destacan son los escenarios de acción, que si bien llegan a ser ridículos al punto en que La Roca llega a desviar un misil a ras de piso con tan solo sus manos; no dejan de ser escenas llenas de tanta locura y acción sin frenos, que es imposible no disfrutarlas; porque la verdad es que acción así solo se puede ver en estas películas, y ninguna otra ha logrado superarlas. Asimismo, también cabe aplaudir un muy buen giro narrativo respecto a la motivación detrás de los sucesos que ocurren en la película, el cual personalmente no me lo esperaba, pero resulta que resuena muy bien con la esencia de la franquicia y de sus personajes, y que funciona sumamente bien para justificar todo lo que ocurre. Eso es lo que la cementa como una mejora en comparación a su antecesora.

Sin embargo, en cuanto a lo malo; he de admitir que encontré que la película se tornaba un poco lenta en su segundo acto. Esto es porque se deriva en escenas de conversaciones y planificación de la estrategia de ataque por parte del equipo protagónico y los agentes de gobierno interpretados por Kurt Russell («Escape de Nueva York»; «Los 8 Más Odiados») y Scott Eastwood («Invictus»; «Escuadrón Suicida»); las cuales resultan más largas de lo necesario, y buscan dar más historia de lo que una película así necesita, en especial cuando al durar 2 horas y 15 minutos, podrías perfectamente quitarle esos minutos de más y dejarla cerrada en un par de horas completo.

Más allá de eso, no tengo mucho más que decir, así que para resumir, «Rápidos y Furiosos 8» es nuevamente otra película que nos entrega exactamente lo que esperamos de esta saga, sin decepcionar en lo absoluto, y exaltando nuestra sed de acción y humor sin sentido por parte de nuestro diverso equipo de corredores de autos. Si bien no llega al nivel superior de una entrega como lo fue su quinta parte en 2011; esta definitivamente se cementa como una de las mejores de la saga (si no la segunda mejor, definitivamente la tercera), y aparte de no decepcionar en el aspecto de los brillantes efectos especiales y coreografías de lucha y carreras de autos; tiene el valor de tomar su concepto más valioso, y darle el valor necesario para justificar que nos lo recuerden en cada película. La familia ha vuelto nuevamente, y si bien sabemos que volverán dos veces más en el futuro, es seguro decir que esta vez se han redefinido, y ciertamente, para bien.

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