[Reseña] «The Outsider»: Mafia sin compromiso

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Es cierto que hoy en día resulta difícil hacer películas sobre la mafia que resulten completamente originales, especialmente en una época donde cineastas como Martin Scorsese y Francis Ford Coppola han logrado traer a la vida mundos sumamente inmersivos, llenos de una cultura interesante y personajes memorables. «The Outsider», la nueva película de Netflix, protagonizada por Jared Leto, es el ejemplo de cómo incluso una premisa bastante prometedora y original en el mundo de la mafia (y sobre los Yakuza más encima) puede venirse abajo inmediatamente cuando cae en el mundo de los clichés.

Sinopsis: Un soldado estadounidense encarcelado en Japón después de la guerra entra al oscuro mundo de los Yakuza. El costo de la libertad es ser uno de ellos.

Uno creería que teniendo a un director nominado al Oscar (Martin Zandvliet en 2017 por «Land of Mine»), un protagonista ganador del Oscar (Jared Leto en 2014 por «El Club de los Desahuciados»), y una historia situada en el mundo del crimen organizado de los Yakuza en la época de post-guerra, tendrías una película bastante interesante y con un escenario muy poco visto, que abre la puerta a una narrativa llena de una cultura no muy explorada en el cine convencional, llena de tradiciones y códigos ligados al honor y la lealtad; con una estética muy llamativa y distinguida. «The Outsider», en vez de jugar con esto, lo deja completamente de lado, y opta por contar con una trama muy fina y típica, que llega a servir como un ejemplo de cómo hacer una película con cada cliché existente en el libro.

Considerando que las asociaciones de crimen organizado son muy adeptas a sus raíces (es cosa de ver cómo funciona la Cosa Nostra, las bandas de mafia irlandesa en Boston, y los mismos Yakuza), ya hay un concepto muy intrigante en el que se les una un completo forastero. Pero la historia no hace nada interesante con ello, partiendo por el hecho de que el personaje principal, Nick Lowell, no es muy interesante. Es un soldado norteamericano preso en Japón que ayuda a escapar de la misma a un miembro de la mafia japonesa, quien en cambio, le ofrece un puesto de trabajo entre sus pares, el cual consiste en golpear y amenazar gente que ellos mismos podrían haber golpeado, pero que por alguna razón, ellos declaran que él es bastante bueno en lo que hace, por lo que se le da pie para que haga lo que todo prototípico protagonista de un thriller de mafia hace: subir de rango tan rápido que vuelve enemigos a algunos aliados, acostarse con la única mujer que le dijeron explícitamente que no lo hiciera…y eso es todo básicamente.

Si bien por definición es un hecho que el crimen organizado es organizado, sería ingenuo creer que sea tan obtuso como esta película lo hace ver. Todo resulta lógico, pero sin la emoción ni los vínculos que hacen que nosotros como espectadores estemos involucrados en los líos de estas familias unidas por el honor y la tradición, y no necesariamente por la sangre. Hay gente que llega a cortarse los dedos como si estuvieran cortando mantequilla, y lo hacen sin siquiera mostrar alguna mueca de dolor o gesto de importancia frente a lo que están perdiendo; se habla de la lealtad y las tradiciones y lo que implican las leyes de los Yakuza, pero nunca se siente que estas personas se lo crean; nunca se siente una cohesión ni que todos pertenezcan a un mismo equipo.

Todo esto es una lástima, porque si bien creo que todo el reparto hace un muy buen trabajo, lamentablemente no tienen mucho con lo que trabajar; cosa que sigue siendo una oportunidad perdida, porque un mundo como lo es de los Yakuza debería tener a personajes sumamente interesantes y tridimensionales, y en cambio, tenemos personas a las cuales nadie va a recordar para cuando comiencen a rodar los créditos; ni siquiera al personaje de Jared Leto, ya que simplemente sabemos quién es por el hecho de que lo interpreta Jared Leto; y he de admitir que para ser el tremendo actor de método que se presume que es, en esta ocasión es por lejos el rol con más desinterés que lo he visto interpretar.

No hay realmente un conflicto latente en la historia porque todo se resuelve rápido; pareciera que cada punto de tensión transcurre en viñetas, que se resuelven tan rápido como aparecen, desde un punto A, a un punto B, para culminar en C; partiendo por la salida de la cárcel del protagonista, su proceso de inclusión en la mafia, las riñas con familias enemigas, los conflictos amorosos, etc… es un conjunto que nunca fluye realmente porque no dura lo suficiente como para crear un impacto a partir de tensión y riesgos. Nunca se siente que hayan apuestas muy grandes en juego.

Para resumir, «The Outsider» es una verdadera decepción al ser una película que tenía todo el material para ser algo sumamente novedoso en un género del cual cada vez se ve menos material original, y sin embargo opta por ser un gran cliché que rara vez engancha y te deja con un desinterés enorme para cuando los créditos comienzan a rodar. Con todo lo que Netflix está estrenando en estos días, «The Outsider» es sin dudas una producción que realmente no merece de su tiempo, en especial si pueden ver «Los Buenos Muchachos», «Los Infiltrados» y/o «El Padrino» a través del mismo servicio.

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