«The Good Place»: Una comedia light acerca del infierno

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La serie revelación del 2016 se ha convertido en una de las favoritas en Netflix, con su ingeniosa historia que nos lleva a cuestionar nuestras acciones en la tierra con el fin de ser enviados al “paraíso”.

Sinopsis: Eleanor Shellstrop (Kristen Bell), una joven recién fallecida, se despierta en la otra vida siendo recibida por su mentor Michael (Ted Danson), en el «Lado bueno»- una utopía parecida al cielo que él mismo diseñó para quienes realizaron buenas acciones en su vida pasada. Sin embargo, rápidamente se da cuenta de que fue enviada allí por error, y debe ocultar su comportamiento moralmente imperfecto y tratar de convertirse en una mejor persona con ayuda de su alma gemela (William Jacksin Harper).

“The Good Place” es de las comedias más interesantes del último tiempo. Su primera temporada fue todo un fenómeno, que no solo recibió un cálido recibimiento por parte del público, sino también de la crítica especializada, la que alabó su originalidad y su sorpresivo giro argumental al término de su primer ciclo.

Sin embargo, esa magia en su debut, poco a poco se ha ido marchitando al punto de convertirse en otra comedia más del montón, corriendo el riesgo de irse directo al infierno.

La serie se convierte en prácticamente una lección de ética y moralidad que nos hace cuestionar el bien y el mal con la simple motivación de terminar en el paraíso al morir.

Si bien, la serie comienza con el pie derecho, con una historia ingeniosa y graciosa acerca del karma cósmico, se va desgastando a medida que avanza en sus temporadas. ¿Pero por qué sucede eso? Simple. Porque sus protagonistas prueban el fruto prohibido y descubren la verdad.

Gracias al sorprendente giro argumental al final de su primera temporada, la serie comenzó a cavar su propia tumba. No solo se perdió el factor sorpresa de la trama, también sufrimos un quiebre en la relación que teníamos con sus personajes. Una sensación similar a la que se experimenta cuando terminamos una relación amorosa y nos enfrentamos al proceso de volver a las pistas.

El reboot dentro de la historia nos hace perder el rumbo, casi como si estuviéramos atrapados en un bucle de tiempo que se repite una y otra vez. Quizás por esto mismo, durante su tercera temporada nos vemos ante algo impensado: nuestros protagonistas regresan a la vida.

Si bien, la serie logra engancharnos en su primera temporada, al término de la tercera ya nos sentimos con un desgaste que nos obliga a mirar al costado –más bien al celular-. Sin embargo, mi amor por Janet (D’Arcy Carden), es tan inmenso, que ella es razón más que suficiente para seguir dándole una oportunidad a esta serie que está a punto de pasar a mejor vida.

Creada por Michael Schur (Brooklyn Nine-Nine), la serie cuenta con las actuaciones de Kristen Bell (Veronica Mars), William Jacksin Harper (The Electric Company), la debutante Jameela Jamil, Manny Jacinto (Malos Tiempos en el Royale), D’Arcy Carden (Broad City), y el ganador del Globo de Oro Ted Danson (Fargo, C.S.I. Damages), incluyendo la participación recurrente de Maya Rudolph (Bridesmaids), y Adam Scott (Big Little Lies).

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