[Reseña] «Pandemic: El Reino de Cthulhu» – Juego de mesa

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Siguiendo el análisis de “El señor de los anillos” y la línea de juegos cooperativos que fue producida después de su popularidad, en esta ocasión nos podremos nuestras capuchas de cultistas, abriremos nuestro Necronomicón y empezaremos el ritual para convocar a los primigenios, porque analizaremos “Pandemic: El Reino de Cthulhu”.

H.P. Lovecraft murió hace casi 80 años, pero su trabajo sigue siendo tan importante y controvertido que logró pasar los ámbitos del terror y la ciencia ficción y llegar directamente a la conciencia pop. Sus escritos han creado una gran cantidad de especulaciones e interpretaciones, las cuales, seguramente exceden diez veces el cuerpo relativamente modesto de las historias mismas. El “Cthultu Mythos” ha preocupado a los estudiosos de Lovecraft desde la muerte del autor, llegando incluso a debatir si “mythos” es el término apropiado para describir la cosmogonía de Lovecraft.

Para poder comprender de una mejor manera los escritos de Lovecraft, es muy importante entender lo que es el “Horror Cósmico”. Este género enfatiza el terror de lo que se encuentra fuera de nuestra capacidad de comprensión. Es el terror que nos hace imaginar lo que yace escondido en el oscuro y vacío del espacio, nos presenta lo desconocido e inimaginable para poder generar una sensación de susto, disgusto y pavor, cuando estos elementos incomprensibles se estrellan con nuestra propia realidad.

El principal atributo de la historia de terror cósmico es la idea de que los seres humanos son insignificantes e inconsecuentes en el alcance de la realidad cósmica. La humanidad es, en el mejor de los casos, una nota al pie de página en la historia del universo, y en el peor de los casos no merece ninguna atención.

El horror cósmico nos presenta el miedo al “Otro”, lo extraño y lo desconocido, en donde los personajes de las historias a menudo bordean la línea de la racionalidad y la demencia. La cordura se muestra como algo frágil y tenue, que se rompe fácilmente con la experiencia de los verdaderos horrores que se presentan en estas historias, y que llevan a sus personajes a la locura.

COMPONENTES DEL JUEGO


JUGABILIDAD


Se puede ver un gran carisma cuando un juego inicia sus instrucciones con las cinco razones por las que puedes perder la partida. El Reino de Cthulhu es un juego cooperativo en donde los jugadores deberán trabajar en equipo para sellar las cuatro puertas antes de que los horrores surjan y consuman todo.

Los jugadores deberán moverse por el tablero compuesto por cuatro ciudades distintas, en las que deberán enfrentarse a cultistas, shoggots, primigenios e incluso su propia cordura; mientras juntan cartas de pista, las cuales están divididas por los colores de cada ciudad, para poder cerrar los portales.

Al final del turno de cada jugador se revelaran cartas de invocación, las cuales crean cultistas en varios puntos del mapa y si por alguna razón debes colocar a un cuarto cultista en el mismo punto, se produce una “Manifestación”; por otro lado, estas mismas cartas hacen que los shoggots se muevan cada vez más cerca de los portales abiertos, si alguno logra entrar por uno de ellos, también se produce una manifestación.

Ahora, ¿qué es una manifestación? El tablero no solo nos presenta las cuatro ciudades, sino que también nos deja un espacio para las cartas de primigenios, estas son distintas deidades cósmicas del mito de Lovecraft, y sus cartas se revelan cada vez que surge una manifestación. Los primigenios traen efectos negativos para los jugadores, algunos instantáneos, mientras que otros son constantes. A medida que se van revelando primigenios, también van aumentando la cantidad de cultistas que aparecen al final de cada turno. Si se revela el séptimo y último primigenio, Cthulhu, los jugadores pierden automáticamente el juego. Por otro lado, es importante que los jugadores vayan eliminando cultistas y shoggots cada vez que tengan la oportunidad, debido a que si el juego pide que pongas más de los que quedan en la reserva, los jugadores pierden el juego.

La baraja de pistas tampoco es segura, debido a que cuatro cartas de conmoción se encuentran escondidas en ella. Estas cartas nos obligan a lanzar el dado de cordura, revelar al siguiente primigenio y crear cultitas y shoggots. Además, estas cartas se colocan dentro de la baraja de tal manera que, técnicamente son bombas de tiempo; debido a que quedan lo suficientemente separadas unas de otras… por lo que nunca podrán quedar las cuatro al final, pero también logran quedar separadas para que no sea común que salga una tras otra. Si la baraja de pistas se queda sin cartas, los jugadores pierden el juego.

Los jugadores también tendrán acceso a cartas de reliquia, las cuales otorgan pequeñas ayudas a cambio de lanzar el dado de cordura. Este último se debe lanzar cuando sale una carta de conmoción, se utiliza una reliquia o algún primigenio lo pida cuando se revele. Los jugadores inician el juego con cuatro fichas de cordura, si un jugador las pierde todas, su personaje se vuelve demente, lo cual interfiere con sus habilidades. Si todos los jugadores se vuelven dementes, pierden el juego.

ANÁLISIS


En primer lugar, «Pandemic: El Reino de Cthulhu» está basado en la serie de juegos “Pandemic”, pero aplicando mecánicas y una temática diferente. Para que este análisis pueda ser comprendido por cualquier persona, se analizará el juego en sí y como algo independiente a su base.

Al obtener este juego tenía mis dudas, la obra de Lovecraft es excelente en términos de terror, pero siempre ha tenido problemas para pasarse a un formado de juego. Debido a que estos suelen buscar que el jugador tenga una sensación de empoderamiento, de superación y en donde muchas veces se vuelva un héroe. Esto es totalmente contrario con lo que el horror cósmico (el cual vimos al principio de este análisis) quiere establecer. Es por eso que la mayoría de juegos con temáticas de Cthulhu suelen plantearlo muy pobremente. Para mi grata sorpresa, este juego logro superar mis dudas.

Cthulhu no es una criatura, es una idea. Representa el miedo de la insignificancia del ser humano, en donde se revelan fuerzas que son mucho más grandes de lo que nuestras mentes pueden controlar, o incluso, comprender.

El simple hecho de ver a Cthulhu nos volvería locos. Por estas mismas razones es que no puede ser un enemigo en un juego, o por lo menos no uno al que podamos derrotar, debido a que no genera miedo porque sea poderoso, sino porque es poderoso a un nivel que nosotros no podemos comprender. No tenemos forma de entender su vastedad e ilimitable poder. El simple hecho de darle a Cthulhu una barra de vida, es darle al jugador una pizca de esperanza de que tiene alguna oportunidad contra él, los ayuda a entender a lo que se están enfrentando, y no es como debería funcionar, ya que el ente no puede ser un enemigo o un objetivo, sino que debe ser una presencia, una sombra insuperable que amenaza constantemente nuestra aventura.

Pandemic: El Reino de Cthulhu logra establecer esto de manera excelente. Nosotros como jugadores no tenemos control sobre ninguno de los primigenios, y nuestra única esperanza es detener a los cultistas que quieren convocarlos, pero al momento en que Cthulhu se presenta en el tablero, los jugadores pierden automáticamente el juego. No solo eso, pero como pudieron ver en la jugabilidad, estamos rodeados de razones por las que podemos perder el juego, y esto mismo nos otorga un constante miedo a lo que va a pasar más adelante, a lo desconocido.

Otro aspecto que se logra ajustar muy bien a la temática de Lovecraft, es el miedo a lo desconocido, lo cual logra a través del mazo de pistas con las cartas de conmoción que tiene ocultas. Ya que, y como había dicho antes, realmente hace pensar que tu investigador puede toparse con algo realmente desagradable, en donde no solo su cordura está en peligro, sino que también el bien de todos los demás, debido a que va a liberar a otro primigenio, los cuales también son aleatorios, por lo que siempre son un misterio.

Por otra parte, las ilustraciones de Chris Quilliams, Atha Kanaani y Fred Jordan, realmente logran capturar la esencia del mundo de Lovecraft, y nos hace pensar que estamos jugando con algo que no podemos comprender. Para dar un ejemplo, el simple hecho de armar el tablero y colocar las cartas de primigenios, da la impresión de que estuviéramos armando una Güija, un instrumento con el que vamos a relacionarnos con algo desconocido.

Las instrucciones del juego son simples y fáciles de entender, por lo que en unos minutos tendrás a un grupo de cuatro personas jugando fluidamente. El juego incluye unas tarjetas que se las puedes pasar a los jugadores para que siempre tengan claro que acciones pueden realizar, el problema es que existen algunas reglas que son muy pequeñas y que muchas veces se van a pasar por alto. Esto puede ocurrir porque falta un poco de información extra a la vista, pero esto es un detalle que con tiempo va a ir reduciendo.

Los componentes son de buena calidad y muy bien definidos. Las miniaturas de personajes son perfectas representaciones de las cartas y los shoggots e cultistas tienen buenas terminaciones y claramente se pueden ver en el mapa. De repente puede ser extraño que los cultistas sean pequeños, porqué parece que estas peleando contra un montón de niños disfrazados, pero esto se entiende debido a que es necesario para cuando haya muchos cultistas en el mismo punto, o estén con una miniatura de personaje.

Como comentario final, recomiendo con mucho agrado «Pandemic: El Reino de Cthulhu», debido a que logra establecer de manera muy completa el “Cthultu Mythos”, al mismo tiempo que crea un juego con reglas fáciles de aprender y que cualquier persona puede disfrutar. Por otro lado, la temática es intrigante, incluso para personas que no tienen relación con la obra de Lovecraft y en donde las ilustraciones logran recrear de excelente manera el ambiente. El juego constantemente logra entregar una sensación de enfrentarse a lo desconocido, en donde cada turno se vuelve una posibilidad de perder la partida y que por estas mismas razones los jugadores deben aprovechar todas las instancias que sean necesarias para poder evitar que Cthulhu se manifieste. En palabras de Lovecraft: «Para mí, el placer es una maravilla: lo inexplorado, lo inesperado, lo oculto y lo inmutable que acecha detrás de la mutabilidad superficial».

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