[Reseña] “The Babadook”: Volvemos a ser niños aterrados

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De pequeños todos tuvimos que lidiar con el monstruo bajo la cama o dentro del armario, mirábamos la sombra en la oscuridad que nos acechaba y rogábamos que no nos fuese a comer. Y si tuvimos suerte, siempre llegaba alguien oportunamente a encender la luz y salvarnos del terror. Pero si se trata de Babadook, no habrá luz ni salvador que nos proteja.

Sinopsis: Una viuda con problemas descubre que su hijo está diciendo la verdad acerca de un monstruo que entró a su casa a través de las páginas de un libro infantil.

Escrita y dirigida por Jennifer Kent, siendo esta película su debut como directora, “The Babadook” es la adaptación del cortometraje “Monster” del 2005 de la misma cineasta.

Nos sumergimos en una historia aterradora y sumamente tensa. Quizás sea la falta de escenas sangrientas y desnudos lo que hace de esta película una muy poco conocida. Sin embargo, el ambiente casi claustrofóbico que genera, sumado a la constante idea de “jamás estás solo”, realmente pone los pelos de punta.

Al igual que Amelia, nunca vemos a Babadook en toda su plenitud, pero su mera presencia es perceptible a través de la pantalla. Sus diabólicos y alargados dedos escudriñan nuestros sentidos sin piedad jugando con nuestra percepción a tal punto de incertidumbre que, llegado el momento, no podemos distinguir entre “la fantasía de un miedo infantil” y el peligro real, ese que puede despedazarte desde adentro, destruyendo tu mente.

El monstruo del armario, un ente que habita en tu propia casa y que está más cerca de lo que crees. La metáfora perfecta para representar los demonios internos de una mujer cuya vida no ha sido fácil y que, lamentablemente, su hijo ha sufrido las consecuencias de su inestabilidad mental y emocional.

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