[Reseña] «El niño y la Garza»: Sobre abrazar la pérdida

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Creo que el niño y la garza es una de las películas más emotivas y al mismo tiempo más crudas de Estudio Ghibli.

Sinopsis: Un joven llamado Mahito tras perder a su madre se aventura en un mundo donde habitan vivos y muertos, un lugar fantástico donde la vida encuentra un nuevo comienzo. Un relato semi-autobiográfico en homenaje a la amistad, de la mente del maestro de la animación Hayao Miyazaki.

Centrada en el libro «¿Cómo vives?» de Genzaburo Yoshino, la película está enfocada en un contexto de guerra en donde Mahito debe aprender a lidiar con cómo la vida avanza después de la pérdida de su madre, debiendo adaptarse a nuevas condiciones las que no le resultan particularmente cómodas o amables y que implican grandes y rápidos cambios en su ya agitada y alterada cotidianidad.

La cinta nos presenta a este niño profundamente herido, con un dolor que ha debido enterrar pero que lo remece profundamente y con el que no sabe lidiar, por lo que constantemente intenta enterrarlo para solo verlo resurgir en un abrir y cerrar de ojos. Es por eso que escapa a este mundo de fantasía buscando refugio, pero en el que finalmente encuentra una nueva verdad que lo ayuda a entender ( y por lo tanto aceptar) mejor su realidad.

El director abraza esta historia para acercarse a la propia y al mismo tiempo para dejarle un mensaje a sus cercanos sobre cómo a él le gustaría que enfrentaran la pérdida, y a entender el amor desde este paradigma en donde no todo es sencillo o lineal, pero siempre es crecimiento y entrega. Y aunque a muchos no les haga sentido la nueva locura del director (que a veces nos confunde en su forma y curso), creo que una vez se asienta en nuestros corazones es capaz de hacernos reflexionar y entender un poco de qué va todo el intenso y extraño camino que debe recorrer Mahito y su acompañante la garza.

Parece casi absurdo destacar lo imponente y maravilloso que resulta este nuevo mundo ilustrado por el estudio, que nos transporta tanto en imagen como en emociones a la profunda mirada de la vida que tiene el director, quien nos enseña a darle una vuelta a aquellas emociones que a veces parecen perseguirnos para hundirnos, invitándonos a hacerles frente en seco y desenterrar ese mensaje secreto que despierta en cada quien el dolor y la adversidad. La animación por supuesto está a la altura de lo ya habitual entregado por el estudio, siendo fieles a lo clásico aún cuando aprovechan las ventajas de la tecnología.

Como la obra que se sospecha será su última (aunque con Miyazaki nunca se sabe), es una de las más crípticas y quizás confusas hasta ahora, pero con el mismo espíritu y corazón de todas las anteriores. Vemos cómo a lo largo de la cinta realiza un homenaje a casi todas sus obras, incorporando icónicos momentos para dar un cierre a su gran carrera.

La cinta llega a las salas en versiones dobladas y subtituladas gracias a Cinetopia Chile, y sin duda será un deleite para todos los amantes del estudio.

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