[Reseña] «La Ballena»: La redención de Brendan Fraser

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Dirigida por Darren Aronofsky (El Cisne Negro), “La Ballena” (The Whale) es el regreso triunfal de Brendan Fraser (La Momia) en el cine, quien ha sido nominado al Oscar a “Mejor Actor”, tras interpretar a Charlie, un solitario profesor de inglés con obesidad severa, que intenta reconectar con su hija adolescente en una última oportunidad de redención.

Sinopsis: Charlie (Brendan Fraser) es un hombre con serios problemas de adicción a la comida chatarra y, por ende, posee una terrible enfermedad causada por su obesidad mórbida, situación por la que vive un autoencierro en agonía con el que trata de derrotar a sus demonios internos. En un último intento de hacer algo bueno con su vida, ya que el mismo sabe que sus días están contados a causa de su sobrepeso, busca retomar la relación con su hija de 17 años, Ellie (Sadie Sinks), quien no siente una conexión real con su padre después de años de que estuvo ausente.

Esta película dio mucho de que hablar desde su paso por festivales, ya que además de la redención de su protagonista, se ha traslapado a una redención en la vida real del actor Brendan Fraser, quien luego de un duro encuentro con Hollywood, las influencias y el abuso, debió retirarse y debido a eso enfrentarse a una gran depresión. Sin embargo, hoy vuelve con la frente en alto y un papel que ha sido aplaudido por críticos y audiencias alrededor del mundo. 

Estrictamente hablando de la película, debo destacar que el director Darren Aronofsky se caracteriza por tratar con desdén a sus personajes, sometiéndolos a una especie de tortura siempre difícil de ver. En el caso de Charlie, no es diferente, pues es castigado físicamente (por sí mismo, por otros y por el destino) por los actos de abandono que ha cometido y a modo de sobrellevar el dolor de las pérdidas en su vida. Esto no es necesariamente algo malo, pues es solo un enfoque de dirección, sin embargo debo decir que en mi caso particular no es algo que me resulte atractivo.

La película evidencia su origen teatral al concentrar todos los actos en muy pocos escenarios, que actúan como la cárcel del protagonista. El estar constantemente atrapados en este departamento de paredes estrechar y en donde todo parece ser un obstáculo, la sensación de secuestro se hace latente en el espectador tanto como en el protagonista.

Personalmente me costó congeniar con el guion, que invoca lástima por el personaje principalmente por la prisión física a la que está sometido y lo que esta implica para él. Además, todas las falencias y caídas del personaje se ven a mi gusto minimizadas ante este fin tan inminente. El retrato principal de esto es la relación con su hija, que transita entre la necesidad de redención a su propia vida, intentando motivar a su hija siendo alguien totalmente desconocido para ella, y al mismo tiempo castigarse por todos los errores cometidos, ignorando mayormente lo que siente dicho personaje. Y si bien esto trata de justificarse a través del ensayo que el personaje relee incontables veces a lo largo del film (“…and I felt saddest of all when I read the boring chapters that were only descriptions of whales, because I knew that the author was just trying to save us from his own sad story, just for a little while.”), sigue sin convencerme.

Sin embargo hay algo que creo que está muy bien abordado en la cinta y es la crítica a la religión. Se nos enseña esta relación estrecha y agobiante, que pese a ser la causa de muchos males y caídas, aún se presenta como el único camino hacia la salvación. La discusión en torno a esto creo que es algo que me quedó dando vueltas incluso saliendo de la sala, por su veracidad y cotidianidad, además del impacto que posee.

Ahora, todo lo destacado hasta este punto no significa necesariamente que esté mal desarrollado, si no que exclusivamente con mis gustos como individuo en relación al enfoque del director. 

Sin duda la actuación de Brendan Fraser es el punto más alto de la cinta, en donde el actor juega un papel casi personal de redención para quienes conocemos su historia. Escondido tras ese maquillaje impecable, Fraser es capaz de transmitir con su mirada las infinitas emociones por las que transita a lo largo de la cinta, en la que es llevado siempre al límite y es imposible no reconocer la calidad de su actuación enganches o no con la cinta. Su compañera de elenco Hong Chau , es otro punto sumamente fuerte que acompaña y modera la intensidad del personaje de Fraser durante toda la película. 

Una película polémica en su esencia y que va a generar opiniones divididas en el público, tras un aplauso extendido para su actor principal. En cines gracias a Bf distribution.

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