[Reseña] “Vidas Pasadas”: Destino y providencia

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Finalmente llega a los cines chilenos «Vidas pasadas» la emocionante película de drama y romance nominada a 5 Globos de Oro, incluyendo las categorías a “Mejor Película Drama”, “Mejor Director” (para Celine Song) y “Mejor Guion”.

Sinopsis: Nora y Hae Sung, dos amigos de la infancia con una fuerte conexión, se separan cuando la familia de Nora emigra desde Corea del Sur. Dos décadas más tarde, se reencontrarán en Nueva York durante una semana que les enfrentará al amor, el destino y las elecciones que componen una vida.

El amor es siempre un imán y tema de inspiración para el arte, a él se le dedican infinitas canciones, obras, libros y películas. Hay muchas formas de verlo y de relacionarse con él, desde el dolor, desde la esperanza, desde el idilio. «Vidas Pasadas» toma una de las formas más reales y hermosas de vivirlo: Desde la paciencia, la entrega, la compresión y el crecimiento. Na Young es solo una niña cuando debe abandonar su país, sus vínculos y todo lo que conoce para migrar a Canadá en donde sus padres esperan alcanzar nuevas metas. Esto implica un quiebre tal con sus raíces que debe incluso elegir un nuevo nombre: Nora.

La película está compuesta de múltiples saltos temporales que nos permiten acompañar a la protagonista en las diversas etapas que vive en su proceso migrante y la formación de su identidad.  Los años pasan y en algo que parece un juego Nora vive un reencuentro inesperado: Su amistad más significativa de la infancia está intentando reconectar con ella, es así como retoman ese vínculo único, que nada ha cambiado con el pasar del tiempo. 

Sin embargo Nora se ha embarcado en su nueva vida,  tiene un trabajo que la apasiona, un esposo al que ama y una nueva identidad, y enfrentarse a Hae Sung significa enfrentarse también a su pasado, y esto significa evaluarse a sí misma, sus decisiones y su vida actual.

Finalmente, se produce un reencuentro que desencadena una especie de triángulo amoroso que pone a prueba a cada uno de nuestros personajes, al ponerlos cara a cara con sus emociones y llevarlos a decidir su futuro.  A Nora al enfrentarla a ese pasado que añora pero que ya no es parte de su vida, empujándola a despedirse de quién fue y abrazar quién es. A Hae Sung al poner de frente sus expectativas con la realidad, invitándolo a abandonar los ideales y reconocer la belleza de la realidad. A Arthur al empujarlo a confiar en esta persona que conoce y sus elecciones. entregándose al amor que ha construído. Cada personaje vive el amor desde la forma más pura, sincera y entregada, abandonando el egoísmo y el romanticismo clásico para hacerlo mutar en algo que todos deberíamos tener siempre en mente: el diálogo, la comprensión y las elecciones. 

La cinta está construída de una manera en que los tiempos y la fotografía son casi otro personaje de la trama, invitándonos a apreciar los pequeños momentos de intimidad que componen nuestro diario vivir.  También se expone de forma muy valiosa el hecho de que las relaciones y los sentimiento no son lineales, y por lo tanto no podemos vivirlos como tal, si no que nuestra única manera de transitarlos con éxito es a través de la confianza y la comprensión. Y si bien la película habla de forma muy literal sobre la «conexión en vidas pasadas», también creo que hace referencia a que todos no solo vivimos una gran vida, si no una compuesta de muchas otras pequeñas vidas que a veces debemos dejar atrás. Celine Song no merece más que aplausos por este debut cinematográfico, que dirige y escribe con una sensibilidad y habilidad increíble, y que está nominada a mejor guión original y mejor película en los próximos premios Oscar. 

La cinta definitivamente se transformó en una de mis historias de amor favoritas, y es un lujo que esté en cines, gracias a Cinecolor Films Chile.

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