[Reseña] “Los Ilusionistas 2”: Nuevos Trucos, Mismo Acto

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Cuando en el 2013 se estrenó la primera parte de “Los Ilusionistas”, las audiencias prestaron mucha atención. No tan solo contaba con un reparto de nombres muy populares dentro del cine, y también con actores veteranos y queridos por años; sino que también era una trama de robos, estafas y misterio relacionados con la magia y el ilusionismo; temas que no se ven tratados en el cine con mucho rango y amplitud, por lo que siempre es interesante ver qué nuevas cosas tiene para ofrecer. La reacción al producto final fue más bien mixta, ya que si bien logró crear personajes con muy buena dinámica entre sí, un muy buen ritmo en cuanto a su acción e historia, el final dejó mucho que desear. ¿Es su secuela una mejora o se repite la misma historia?

Sinopsis: La película transcurre un año después de los sucesos ocurridos en la primera parte. Los ilusionistas conocidos como “Los Cuatro Jinetes”, Daniel Atlas (Jesse Eisenberg); Merritt McKinney (Woody Harrelson); Jack Wilder (Dave Franco) y la nueva integrante Lula May (Lizzy Caplan), ponen fin a su reclusión de los ojos de la sociedad y las autoridades, para llevar a cabo una nueva misión asignada por su líder, el agente encubierto del FBI, Dylan Rhodes (Mark Ruffalo), para exponer nuevamente a un magnate que busca estafar a las personas. Lo que parece una misión normal, termina dándose vuelta cuando resulta ser un señuelo para poder secuestrar a los jinetes y a su líder, por parte del excéntrico prodigio de la tecnología, Walter Mabry (Daniel Radcliffe), quien los extorsiona con exponerlos ante las autoridades y el mundo si es que no lo ayudan a robar un dispositivo de alta tecnología, que le permitirá acceder a todos los sistemas codificados del mundo. Queda ahora en los jinetes ver cómo jugar sus cartas mientras siguen el juego en el que han sido metidos, mientras que Rhodes descubre uno que otro misterio sobre su turbio pasado.

En lo personal, no tenía muchas expectativas para esta película después del mal gusto que me dejó el final de la entrega anterior; pero sorprendentemente, me topé con una secuela que mejora en varios aspectos en comparación a su antecesora, pero asimismo también da unos cuantos pasos atrás.

Partiendo por lo bueno: hay una dinámica sumamente bien lograda entre los protagonistas; el humor está bien logrado entre estos magos inteligentes, que a veces sufren por pasarse de listos, pero funciona a la ventaja del espectador. Su sincronía, sus movimientos, la química entre ellos, da una sensación firme de unidad, y que refleja efectivamente cómo son capaces de trabajar en equipo a pesar de ser tan diferentes.

Los jinetes logran un muy buen trabajo, tal como hicieron en la primera parte (que era su punto más fuerte), y la adición de Lizzy Caplan (Chicas Pesadas) resultó ser muy bienvenida, ya que si bien su reemplazo por Isla Fischer tiene una excusa narrativa muy débil, al menos responde de vuelta al agregar un personaje entretenido, lleno de humor y carisma, muy bien logrado por Caplan. Mark Ruffalo (Los Vengadores) siempre es un actor bienvenido en la película que sea; muy carismático y balanceado tanto en lo serio que se toma su rol, como en el tono ligero que lo aborda; lo cual es muy importante en películas de este estilo, ya que ante tanta fantasía, cuando los personajes se toman todo muy en serio, la audiencia tiende a alejarse porque no logra conectar con un tono particular, o es muy fantástico y exagerado, o es muy serio.

Daniel Radcliffe tiene un rol funcional y hace lo que puede con él, pero la verdad es que el villano de la película es bastante débil; y eso es un punto en común con la anterior, la cual no tenía un antagonista, sino dos, que eran Michael Caine (La Trilogía del Caballero de la Noche) y Morgan Freeman (Sueños de Libertad), que tenían poco tiempo en pantalla, y por ende poco desarrollo. En esta entrega ellos también aparecen, por lo que hay una sobreabundancia innecesaria de villanos, de los cuales solo uno se desarrolla bien (no diré quién), pero deja al otro par bajo una sombra que no debería darse, en especial cuando se supone que uno de ellos es el antagonista principal. Asimismo, está la adición de un personaje nuevo que encontré sumamente insufrible, el cual no es un gran spoiler ya que es revelado en el primer acto, y en verdad no afectará su experiencia en el cine. Chase McKinney es el hermano gemelo de Merritt, y Woody Harrelson también lo interpreta. El único propósito de este personaje es llevarle la contraria al protagonista de su hermano y actuar de manera muy excéntrica y rara; y es muy, MUY irritante; no comprendo el propósito de su inclusión y/o existencia, porque no suma nada interesante a la historia en sí.

Otro aspecto bueno a destacar, es la dirección y el uso de trucos de magia, tanto prácticos, como de efectos especiales. El director Jon M. Chu tiene una vasta experiencia cuando se trata de filmar acción en movimiento que es muy rápida y dinámica (dirigió todas las películas de Step-Up desde su segunda parte en 2008); y para este tipo de escenas, un ojo como el de él fue bastante útil. Cada truco de magia, sea real o computarizado, ocurre con una rapidez y una firmeza que fluye de manera muy atrayente y entretenida. Nos logra engañar con el truco en sí, y no por efecto de cámara, como podría hacerse fácilmente. Y eso es un mérito muy grande a destacar para una película así (hay una escena donde deben escapar con el dispositivo de un laboratorio; está increíblemente bien hecha).

Mi mayor problema con la película (aparte del terrible personaje mencionado anteriormente), es que si bien la película es consistente en tono esta vez, se siente muy débil en su motivo de existir. El plan y la motivación revelada de los villanos se siente poco construida, en cierto sentido forzada, y por ende pareciera que fue muy de la nada; y al mismo tiempo no importa, porque se logra conseguir una solución igual de forzada y que aparece muy de la nada, lo cual distrae mucho y deja con una sensación a poco, en especial con lo mucho que promete.

Para resumir, “Los Ilusionistas 2” es una película sumamente ligera, que se mantiene a flote y con paso firme gracias a la buena dinámica de sus protagonistas y por la notable dirección de sus escenas de magia. Y si bien puede considerarse un rato entretenido para pasar en el cine, sería más seguro si hicieran su inversión en otra película y esperaran para verla en casa. Mientras nos sigan presentando el mismo acto, jamás va a importar que nos muestren trucos nuevos porque ya vamos a saber el secreto, y la verdad es que sigue sin convencer del todo.

1 comentario

  1. Gloria Guajardo dice:

    Ya quiero ir a verla 🙂 la verdad cada uno tiene sus criticas, a algunos les gustara y a otros no, pero por lo menos no me guio por la opinion de la gente.
    Me encantan 🙂

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