10 cosas que te han pasado si juegas «Pokémon Go»

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Con el lanzamiento de Pokémon Go hace ya varios meses, pudimos observar a miles de personas jugar y jugar compulsivamente. Gente con sus celulares salieron en masa a capturar a las criaturas y, en zonas concurridas, las poképaradas con cebos eran observables a toda hora del día.

Aunque su popularidad ha bajado, sin duda aún son muchos los entrenadores que no han abandonado el juego en todo este tiempo. Si eres de los que aún juega constantemente, de seguro te sentirás identificado con la lista que te presentamos a continuación. Éstas son las diez cosas que te han pasado si juegas Pokémon Go.


1. Los primeros días tenías un radar para saber quién estaba jugando Pokemón Go

Las personas que caminaban mirando el celular constantemente automáticamente eran entrenadores Pokémon a tus ojos, y seguramente estabas en lo correcto el 90% del tiempo. Ahora que la locura ha bajado, es más difícil identificarlos, pero si ves que están peleando algún gimnasio, ahí es más fácil reconocer a los entrenadores.


2. Gastar bayas, pokéballs (y hasta ultraballs) en atrapar un Pidgey… pero resulta ser un Ditto.

Ya sabes que el valor de los Pidgeys está en que son abundantes, y con 12 caramelos los puedes evolucionar. Si usas un huevo de la suerte para evolucionar en masa (alrededor de 85 Pokémon), los Pidgeys son lo más fácil de juntar. Le lanzas una pokéball a un Pidgey y se escapa. Le tiras otra. Le tiras una baya y una ultraball porque estás decidido que no dejarás que un Pidgey te la gane. Más bayas y ultraballs hasta que, finalmente, lo capturas, ¡y resulta ser un Ditto! Todos hemos estado ahí, y si no… quizás solo sea yo la obstinada.


3. Si hay un Snorlax, Dragonite, Lapras, o Chansey en el radar, en dos segundos ya estás fuera de tu casa.

No importa si ya estás en pijama o estás comiendo la mejor pizza de tu vida, cuando el Pokémon que necesitas anda cerca, tienes que salir a buscarlo. Al menos ahora está el radar para saber exactamente dónde está. Aún recuerdo las vueltas en círculo que di al ver un Lapras salvaje cuando el radar no funcionaba; también recuerdo cuando salí corriendo a las 11PM en pijama a buscar un Chansey a tres cuadras de mi casa.


4. Esperar con ansias los ítems de evolución, y que te salga uno repetido que ya no necesitas.

Ya han pasado varias semanas desde que los ítems de evolución fueron incorporados al juego. Al principio era emocionante porque no tenías ninguno y todos eran necesarios, pero sin duda ya tienes alguno repetido que no te sirve. Lo que es yo, ya tengo 4 mejoras y 2 revestimiento metálico que solo me ocupan espacio en la mochila.


5. Odiaste instantáneamente a todos esos jugadores que al tercer día ya estaban en el nivel 30.

Sí. Tercer día. Algunos seguíamos sin entender cómo funcionaban los gimnasios, y ya había cientos de personas sobre el nivel 30. Ya han pasado alrededor de 9 meses y después de muchas evoluciones con huevos de la suerte estoy en el nivel 35. Ahora a esperar más de un mes para pasar al siguiente nivel.


6. Te has decepcionado un sinfín de veces al eclosionar huevos.

No hay decepción más grande que caminar y caminar y obtener un Paras de un huevo de 5 kilómetros. O caminar 10 kilómetros para tener un pokémon que ya posees y que no tiene evolución ni gracia para pelear en gimnasios. Sí, Onix del pasado, a ti te hablo (al menos ahora tiene evolución).


7. Tus caminatas al trabajo, universidad o colegio se basan en una ruta de poképaradas.

Si estás obsesionado con pasar por la mayor cantidad de poképaradas que puedas, entonces un desvío de un par de cuadras en tu camino habitual no es nada.


8. Conoces el sentimiento de odio y frustración cuando te roban el puesto en el gimnasio por el que tanto peleaste.

Estar entrenando en un gimnasio por 10 minutos, y que al terminar la batalla el puesto libre ya haya sido ocupado por alguien más. Debo confesar que hasta ganas de llorar me han dado en esos momentos, incluso a veces robar el puesto de alguien más parece ser una buena idea… pero es mejor dejarlo en las manos del karma. Algún día se le escapará un Snorlax de 2800CP a ese aprovechador.


9. Tienes Pokémon de reserva para cuando (algún día) el intercambio Pokémon entre entrenadores sea posible.

Si tienes un amigo que sabes aún no tiene a Lapras, y tú tienes dos, entonces seguramente ya le dijiste que cuando los intercambios sean una realidad, uno de esos (el más débil, por supuesto) será suyo. ¡Yo tengo como 15 Mr. Mime para regalar a mis amigos cuando vuelva a Chile!


10. ¡Congestión vehicular es sinónimo de felicidad!

Antes odiabas el tráfico vehicular, pero ahora lo amas. Y es que la posibilidad de hacer poképaradas, capturar Pokémon y que avance el kilometraje de tus huevos sin mover un pie es una bendición. Si eres de Santiago, es probable que ahora prefieras el Transantiago antes que el metro. Por supuesto, solo debes disfrutar esos momentos al ser copiloto o pasajero en locomoción pública, ¡nunca como conductor!


¿Has vivido alguna de estas experiencias? ¿Hay alguna que crees todos hemos vivido y que no haya sido mencionada? ¡Déjanos tu comentario!

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