¿Cuál es nuestro sello en el cine chileno? Parte 1

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Sin duda, el cine chileno es distinto al de los otros países, pero ¿qué es lo que nos distingue del cine latinoamericano, norteamericano o europeo?. Hablaremos desde la perspectiva de un espectador común y corriente, una persona cualquiera que un día vio películas chilenas y dijo “Wow, el cine chileno es muy…”. Este es el objetivo de estas serie de notas, en las que buscaremos la palabra faltante para describir las producciones nacionales.  

Comencemos con un repaso de las películas clásicas chilenas, esas que todos alguna vez hemos visto ya sea a propósito o haciendo zapping por los canales nacionales.

Un clásico del cine chileno es la película “El Chacotero Sentimental”, dirigida por Cristián Galaz y estrenada el año 1999. Esta cinta narra tres historias: Patas negras, Todo el cancha y Secretos, todas relacionadas con dramas asociados a la sexualidad de quienes narran sus historias al Rumpy.

Podemos rescatar de esta película el tono humorístico y “picarón” que suelen tener los chilenos al momento de contar sus propias tragedias, de igual modo podemos llegar a la empatía en una historia oscura como lo es Secretos, generando una sensación constante de incomodidad al momento de ver y escuchar cómo se desarrolla la historia.

Hablando de sexualidad, es imposible no pensar en la película “Sexo con amor” de Boris Quercia estrenada el 2003, la cual sigue un formato narrativo similar a la película anteriormente mencionada.

La película nos sitúa en una reunión de apoderados en que cual la profesora y los padres presentes discuten cómo educar sobre sexualidad con sus hijos, lo que devela las experiencias íntimas relatadas en tres historias.

“Sexo con amor” y “El chacotero sentimental” fueron estructuradas de un modo idéntico casi fiel el uno con el otro, poniéndonos en un contexto en común donde se cuentan las historias cortas que componen el cuerpo de la película.

El sexo en el cine chileno casi siempre está presente, ya sea como tema central de la historia (como las dos películas previamente mencionadas) o como una escena añadida que potencia la historia dependiendo de la intención de la misma.

“El rey de los huevones” es un ejemplo de esto último, protagonizada, escrita y dirigida por el ya mencionado Boris Quercia, la cual nos narra las desventuras de un hombre honesto llamado Anselmo y apodado como “el rey de los huevones” tras devolver a la policía un maletín con 24 millones de pesos.

Anselmo se ve envuelto en complicaciones amorosas con la novia de su mejor amigo, Sandra, y al mismo tiempo en complicaciones aún mayores con Eva, una mujer que esconde secretos sobre su vida y sus andanzas un tanto ilícitas.

La honestidad del personaje combinada con la picardía y simpatía que lo caracterizan, provocan que sus encuentros sexuales tomen un tono de “inocencia incómoda” lo cual lo vuelve humorístico, reforzando la idea y el carácter del personaje en su concepto de “ingenuo” (o, como se definiría dentro de la película, huevón).

El cine chileno es vasto, y esto es sólo una pincelada de lo que podemos ver en nuestra cineteca nacional. En la segunda parte continuaremos indagando en qué es lo que define al cine chileno como tal.

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