[Reseña] «El Castillo de Cristal»: Los cristales rotos del pasado

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Las adaptaciones fílmicas de tanto las autobiografías como de la vida propia de personajes icónicos, son proyectos sumamente ambiciosos que se arriesgan al traer a la pantalla grande, historias que o triunfaron en el papel por lo increíbles y emotivas que resultaron para los lectores o por ser vidas ocultas que a los ojos de los guionistas y cineastas, merecen ser contadas a través del ojo de la cámara. A lo largo de los años, se han visto tanto triunfos como logros mediocres y fracasos garrafales dentro del género; y en el caso de «El Castillo de Cristal» («The Glass Castle»), que trata con la desgarradora y cruda juventud y disfuncionalidad familiar de la periodista Jeannette Walls, no puedo evitar sentir que la película pasa por esas tres categorías.

Sinopsis: Una exitosa periodista (Brie Larson) que durante muchos años ocultó un gran secreto. El de su familia. El padre, Rex (Woody Harrelson), es un hombre carismático y entusiasta, que logra transmitir a sus hijos la pasión por vivir. Pero Rex es alcohólico, y cuando está borracho se convierte en una persona destructiva y poco de fiar. La madre (Naomi Watts) es un espíritu libre, una pintora muy orgullosa de su arte que aborrece la idea de una vida convencional y que no está dispuesta a asumir la responsabilidad de criar a sus cuatro hijos. Viven aquí y allá y sobreviven como pueden. Los niños aprenden a cuidar de sí mismos, se protegen unos a otros, y finalmente consiguen salir del círculo infernal en que se convierte la familia para marcharse a Nueva York. En el camino quedan noches donde duermen al aire libre en el desierto, pueblos donde acuden por una semana a la escuela, vecinos que los ayudan y abusos de todo tipo.

Cuando la película tuvo su estreno en USA, las críticas fueron sumamente polarizantes, y esto se debió principalmente a que hubo una clara línea divisora entre quienes leyeron la biografía de Walls y quienes no tenían idea de su desgarradora historia. Siendo alguien que no leyó la susodicha, entiendo claramente de dónde vienen ambas partes.

Primero que nada, creo que cabe señalar que en su totalidad, esta no es una mala película en lo absoluto; sin embargo, sufre de una clara pérdida de dirección en cuanto a dónde pretende llevar su historia, ya que en su esencia, la razón por la que la premisa de la vida de Jeannette Walls funciona, es porque es un ejemplo vivo de que en la vida, a nadie le enseñan a ser padre, e incluso quienes pretenden entregar lo mejor de si mismos a sus hijos, tienen una clara y humana dificultad para hacerlo a expensas de sacrificar partes de su propio estilo de vida, cosa que fue aclamada en la novela por tener un sabor amargo respecto a sobre cómo Walls y sus hermanos tuvieron que salir adelante y pasar por momentos crudamente difíciles a expensas de las barreras que sus padres imponían por su estilo de vida.

La cinta, en cambio, si bien tiene momentos desgarradores, en vez de quedarse con ese tono y detallar una historia de éxito a expensas del extraordinario esfuerzo y la resiliencia que la protagonista tuvo que tener para salir adelante en una vida llena de experiencias no poco traumatizantes, cae en los típicos Hollywoodismos e intenta sacar momentos tiernos de redención en la relación principal de padre e hija después de escenas sumamente crudas que son a lo menos, sumamente cuestionables. Por ende, queda en mente la cuestión de que una vida como la que se muestra en la película, no puede ser perdonada o superada tan fácilmente como aquí intentan dejar a ver.

Ahora, con todo esto dicho, la película tiene grandes méritos, especialmente en cuanto a la calidad del reparto, quienes claramente dan su todo y se muestran sumamente interesados en el material con el que están trabajando; en especial quienes trabajan la relación padre-hija, que son un extraordinariamente subvalorado Woody Harrelson («El Planeta de los Simios: La Guerra»; «Tres Anuncios por un Crimen»), como Rex Walls, un personaje sumamente complejo y quien es por lejos quien hace funcionar la película de principio a fin (si bien el trabajo de Harrelson en «Tres Anuncios…» fue notable, creo que este rol debió haber sido por el cual lo nominaran), y Brie Larson («Scott Pilgrim Contra el Mundo»; «La Habitación») como Jeannette Walls, quien si bien suele verse opacada por Harrelson, no deja de traer a la mesa su mejor material, reflejando el por qué ganó un Oscar.

Asimismo, también hay un impecable trabajo por parte de Naomi Watts («King Kong»; «Diana») como la risueña y alocada madre de la protagonista, Rose Mary, aunque su personaje no logra tener el nivel de desarrollo que tuvo el de Harrelson, ya que se le deja un poco de lado en la historia, con el propósito de enfocarse más en el padre. Por otro lado, también aplaudo a Ella Anderson («La Jefa») en su rol como Jeannette Walls a los 11 años, ya que la película se enfoca bastante en la infancia de la protagonista, y esta actriz, con tan solo 12 años, interpreta muy bien a una niña resuelta, fuerte y autosuficiente, que resulta completamente creíble y humana, y particularmente, que da a creer verídicamente que es quien eventualmente se convertirá en la Jeannette interpretada por Larson.

El director Destin Daniel Cretton («Short Term 12») dio un gran paso con esta película, al ser una cinta de mayor calibre que lo sacó del territorio indie donde predominaba, y se nota que con el presupuesto que tuvo, si bien hubo una pérdida de dirección narrativa, no la perdió en lo absoluto en cuanto a la dirección de su reparto y la de su preciosa cinematografía, la cual, al igual que la interpretación de Harrelson, pasó desapercibida por el ojo de las ceremonias de premiación.

Para resumir, «El Castillo de Cristal» es una película impecablemente actuada y muy linda de ver, que si bien funciona como un drama con varios momentos que resuenan emocionalmente, decepciona en parte (al menos para aquellos más críticos) por el hecho de que no se arriesga a tratar con una veracidad más visceral y cruda la emotiva y resonante historia de su admirable protagonista de la vida real, y en cambio opta por suprimir sus momentos más agrios y amargos con una dulzura que deje satisfecho al espectador para cuando comienzan a rodar los créditos. Tal vez no será la mejor cinta que pudo haber sido, pero aún así no deja de ser una emotiva experiencia para vivir en la pantalla grande sobre una mirada dura a las realidades de la disfuncionalidad familiar.

«El Castillo de Cristal» ya se encuentra todos los cines del país desde el 8 de marzo.

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