[Reseña] «Los Reyes»: La vida con alma de perro

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En medio de los éxitos de taquilla que habituamos ver en las salas, esta vez se abre paso «Los Reyes» un documental lleno de alma, que inevitablemente tocará tu corazón.

Sinopsis: Fútbol y Chola son una dupla de perros que pasan sus días en el skatepark de Los Reyes. Obsesionados con una pelota de tenis, juegan entre motos, burros y adolescentes en rebelión con el mundo. Una historia emotiva sobre una amistad que no necesita palabras. Una película premiada y exhibida en más de 60 festivales internacionales y que muestra “un mundo mágico donde los perros mandan” (The Guardian).

«Los Reyes» es una obra especial. La cinta no cuenta con narrador y es guiada por completo por la presencia de Chola y Fútbol, quienes viven en esta realidad pero al mismo tiempo son tan ajenos, simples espectadores del mundo que los rodea. Un mundo en donde las drogas, el abandono, los amigos y las oportunidades son vivencias se develan sutilmente entre la importancia de encontrar una pelota con la que jugar o un techo en el que dormir.

Los realizadores, Bettina Perut e Iván Osnovikoff , encontraron hábilmente una manera de honrar su intención original (la de retratar la realidad de los jóvenes skaters del parque) y dotarla de una sustancia especial. Pues aunque sea algo que nos quede pendiente por resolver, los callejeros son parte de nuestra idiosincracia y se han convertido en símbolo y reflejo de diversos escenarios de la vida. Es así como nuestros protagonistas atestiguan y acompañan a quienes se encuentran en dicho parque y nos hacen partícipes a través de los diálogos que escuchan de quienes frecuentan el lugar.

Mientras en el skate los jóvenes encuentran un escape a la vida que les tocó enfrentar, Chola y Fútbol encuentran un Reino en donde se relacionan con transeúntes y habituales, viven el día libres y rodeados de compañía, en un mundo en donde las preocupaciones son más inmediatas y los miedos de lo que está fuera pueden esperar. 

Visualmente el enfoque siempre son los canes y su espacio, ya sea a través de planos generales o planos detalle que muestran hasta el último pelo de los peludos. A medida que avanza el filme, es imposible no encariñarse con ambos canes y su complicidad, sus juegos y su forma de ser. Una obra diferente, única en su clase y que afortunadamente ha llegado a las cadenas de cine para luchar por una oportunidad entre los estrenos comerciales, la que sin duda merece. 

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