[Reseña] “Madame Web”: Sobre caídas y vidrios rotos

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El género de superhéroes hace tiempo está avanzando a tropiezos, abandonando la edad de oro de salas llenas y decenas de funciones agotadas, sin embargo (y tristemente) «Madame Web» es una caída de bruces, así que probablemente esta sea la reseña más corta de las que he hecho, porque para qué regocijarnos en la desgracia ajena.

Sinopsis: “Mientras tanto, en otro universo…” Alejándose de otros relatos del género, “Madame Web” cuenta la historia independiente del origen de una de las heroínas más enigmáticas de la editorial Marvel. Este thriller de suspenso está protagonizado por Dakota Johnson como Cassandra Webb, una paramédica de Manhattan que podría tener habilidades clarividentes. Obligada a enfrentar revelaciones sobre su pasado, forja una relación con tres mujeres jóvenes destinadas a futuros poderosos… si todas pueden sobrevivir a un presente mortal.

Por dónde empezar… Creo que lo más sorprendente de todo es lo poco que llegamos a conocer la faceta superhéroe del cuarteto protagonista, cuando esta es precisamente una cinta introductoria. Entré conociendo poco de Madame Web y su grupo, y salí sabiendo aún menos. De ahí, todo lo que podemos diseccionar poco ayuda a levantar algo que no tiene cimientos. No importa lo carismático o llamativo del cast, el guión nada facilita sus inmensurables ganas de sacar la historia a flote. 

La película es tan autoexplicativa que llega a ser redundante y agotadora (tanto narrativa como estéticamente), repitiendo una y otra vez elementos que ya están más que claros para el espectador, quitándole espontaneidad a la acción y tiempo de metraje que pudo haberse bien utilizado en resumir la historia que dejaron sin contar. No se entiende el poco desarrollo de personajes, si evidentemente no tendremos más material por parte de este grupo. Con momentos sentimentales que no tienen la construcción correcta y muchos problemas con soluciones increíblemente convenientes. De ahí en más ni siquiera el trabajo visual ayuda a crear un enganche en quien se enfrenta a la pantalla, pues la vibra de inicio de siglo está flojamente situada.

Podríamos pasar mucho rato analizando las infinitas formas en que «Madame Web» nos sorprende, pero decir más sería ensañarse. Véala bajo su propio riesgo. 

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