[Reseña] «Máquinas Mortales»: La gran promesa de Christian Rivers y Peter Jackson

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En una época en donde las sagas distópicas parecieron alcanzar su peak (cultivando cientos de fanáticos, pero dejando una débil marca y una necesidad satisfecha), llega «Máquinas Mortales», cinta inspirada en la saga de libros escrita por Philip Reeve, que de la mano de Peter Jackson promete refrescar nuestras mentes y reencantarnos con el género y su enfoque. 

Sinopsis: Miles de años después de que la civilización haya sido destruida por un evento cataclísmico, la humanidad se ha adaptado a una nueva forma de vida. Enormes ciudades en movimiento deambulan por la Tierra depredando pueblos de tracción más pequeños. Tom Natsworthy (Robert Sheehan)- que proviene de un nivel inferior de la gran ciudad de Londres, se encuentra luchando por su propia supervivencia después de que se topa con la peligrosa fugitiva Hester Shaw (Hera Hilmar). Dos opuestos, cuyos planes nunca debieron cruzarse, forjan una alianza que está destinada a cambiar el curso del futuro.

La historia Dieselpunk (Descubrimiento: Existen muchos más géneros «punk» además del «steam») creada por Reeve debuta en las salas de cine esta semana, con un equipo tras ella que sin duda nos hace querer verla enseguida. Producida por Peter Jackson y dirigida por Christian Rivers, quien hasta ahora había trabajado con Jackson detrás de cámaras, en compañía de gran parte del equipo que trabajó en «El Señor de los Anillos» nos dan aparentemente motivos de sobra para correr al cine pero, ¿Lo vale realmente? 

Como adaptación, me gustó mucho cómo se las ingeniaron para calzar las páginas en la pantalla, logrando agilizar la cadena de hechos que nos llevan al desenlace de una manera muy satisfactoria, sin que extrañemos realmente las partes del libro que fueron obviadas. Los personajes también logran un desarrollo que es mucho más atractivo y quizás menos infantil que lo que encontramos en el libro, entregándoles nuevos aires a Hester Shaw, Tom Natsworthy y sobretodo a Katherine Valentine, mostrándonos además un gran Thadeus Valentine de la mano de  Hugo Weaving («El Señor de los Anillos») y una interesante Anna Fang, interpretada por Jihae Kim.

En cuanto al desarrollo visual, las promesas no se quedan cortas. El manejo de cámaras y la creación de estas grandes máquinas y su universo desolado son todo lo que pudimos imaginar y más. Los enfrentamientos y efectos visuales están a la altura de sus realizadores, y nos mantienen al borde del asiento, entregándonos múltiples momentos de acción a lo largo de la película que, sin duda, entretienen y enganchan al espectador.

Sin embargo, la película se pierde en la grandilocuencia de sus imágenes, olvidando que pese a que es una adaptación literaria, no todos sus espectadores provienen de las librerías. La narración es olvidada, y a ratos todo el impacto de las ciudades móviles, las luchas y el bien logrado trabajo visual de este universo queda en el aire a falta de un arco narrativo claro que le de una razón de ser.

Ideas tan interesantes como la pérdida de tecnologías de una civilización anterior superior y los conocimientos que las sustentaban a causa de la guerra de los sesenta minutos, el reordenamiento social y la instalación del darwinismo municipal y el antitraccionismo quedan delegadas a un plano demasiado secundario, quitándole peso a la cinta. Para suerte del director, aún queda historia por contar, y esperemos, una oportunidad de remediar esta falla. 

Finalmente, «Máquinas Mortales» es una promesa a medio cumplir; entretenida, visualmente atractiva y con una historia de fondo que aún espera ser descubierta, por lo que los invito a verla, compartir sus opiniones y esperar con nosotros lo que la segunda entrega nos traiga. 

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