«Patrick Melrose»: La insoportable levedad de ser inglés

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Si hay algo que podemos destacar de producciones como la saga de «James Bond», «If…», «Trainspotting» e incluso la serie «Downtown Abbey», es que transmiten una indiscutible esencia cool de la cultura inglesa desde distintas aristas; desde el vestir de las personas hasta sus inconfundibles y atractivos acentos, es difícil que no nos parezcan llamativos e interesantes. Es por eso que la mera noción de tener a Benedict Cumberbatch («El Código Enigma»; «Doctor Strange: Hechicero Supremo») como un aristócrata inglés de la «new age» sumido en el alcoholismo y las drogas en una mini-serie de comedia-dramática (con humor MUY negro), es básicamente un regalo caído del cielo.

Sinopsis: Patrick Melrose (Benedict Cumberbatch) es un aristócrata inglés que lucha por vencer sus demonios internos y superar sus problemas con el alcohol, derivados de una infancia complicada con un padre terriblemente estricto (Hugo Weaving) y una madre (Jennifer Jason Leigh) que, como él, bebía demasiado. Una saga que comienza en el sur de Francia en la década de 1960, continúa en el Nueva York de la década de 1980 y acaba en Gran Bretaña a principios de la década de los 2000.

Para empezar, cabe mencionar que el personaje de Patrick Melrose surge de una serie de 5 libros (uno para cada capítulo de la mini-serie) escritos por Edward St. Aubyn, quien señaló que son una historia en parte autobiográfica, y por ende, se nota (tanto en las novelas como en la serie) un gran factor humano tanto de parte de los personajes como de la narrativa.

La esencia de Melrose es tratar con cómo los fantasmas de nuestra infancia, y particularmente el de nuestros padres, nos pueden torturar de por vida, al punto de ponernos al borde de repetir la historia con nuestra propia vida. Patrick es un personaje sumamente trágico, consumido por un cinismo negro y un sinnúmero de malas decisiones , pero al mismo tiempo, su vida nos es presentada de una manera tal, que nos resulta imposible no empatizar con él a pesar de sus errores; y nos llega a dar más que nada pena y rabia el hecho de que no pueda superar sus males y equivocaciones, por sobre el hecho de que cometa tantos traspiés.

Cumberbatch se luce como el personaje titular, demostrando que valió la pena toda la lucha que el actor tuvo con las productoras para poder hacer de una realidad el que las novelas de St. Aubyn fueran adaptadas a la pantalla chica, ya que Patrick Melrose es un rol que el actor por muchos años había querido interpretar. Tal como Ryan Reyolds luchó con la industria para interpretar a «Deadpool» y demostró que nació para hacer el papel, Benedict Cumberbatch nos demuestra que él nació para interpretar a Melrose, dando su todo en cada capítulo, sacando tanto risas como dolor y enojo, con una actuación que sin dudas será una contendiente fuerte para la carrera de los Emmy y Golden Globes de este año.

Asimismo, el reparto secundario también se luce, con un amenazante y detestable Hugo Weaving (la saga «Matrix», «V de Venganza») como el padre de Patrick, y en especial una increíble Jennifer Jason Leigh («Los 8 Más Odiados»; «Aniquilación») como la negligente e ida madre del mismo, en un papel que realmente saca a relucir el impresionante rango de la actriz, por la manera versátil y evolucionada con la que interpreta a un rol que se siente que realmente evoluciona con el pasar de los años en la historia.

Por otra parte, buena parte del trabajo de los artistas se debe gracias al manejo del director, y en este caso, el alemán Edward Berger («Jack»; «Deutschland 83») hace un trabajo increíble al llevar frente a la cámara al maravilloso trabajo logrado por el guionista nominado al BAFTA, David Nicholls («ShakespeaRe-Told»; «One Day»; «Lejos del Mundanal Ruido»).

La producción y la cinematografía a cargo de Stephen Smallwood y James Friend, respectivamente, son maravillosas. Hay un increíble ojo al detalle a la hora de traer a la vida diferentes períodos de tiempo en lugares particulares. La campiña francesa de los años 60 está llena de colores en sus paisajes y vestuarios, con matices sumamente pasteles que parecieran estar viendo una especie de pintura (psicodélica a momentos), mientras que con el paso del tiempo, la vida cosmopólita y suburbana de Nueva York e Inglaterra entre los años 80′ y comienzos de los 00′ se vuelve progresivamente más gris, acelerada y tenue, con un duro sentido de pesar que queda en el aire, y que reflejan de manera visual y atmosférica el vaivén emocional y psicológico de nuestro dañado protagonista.

«Patrick Melrose» es una historia que no tan solo trata con los fantasmas de la crianza abusiva y negligente de los padres hacia sus hijos, sino que también detalla el lado nihilista, ególatra, desensibilizado e incluso sociópata de la alta aristocracia inglesa, sumida en una vida de lujos y vicios que anestesian todo signo de humanidad y empatía, que es en parte uno de los factores que ahogan al mismo Patrick.

Para resumir, «Patrick Melrose» es una increíble serie, llena de memorables actuaciones y con una historia sumamente potente y de gran carga emotiva sobre un tremendo personaje intentando reconectar con su humanidad y bienestar ante la sofocación del estatus aristocrático y los fantasmas de su pasado. Una mini-serie que no van a querer perderse, y cuyos 5 capítulos van a querer revivir probablemente más de una vez.

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