[Reseña] «La Casa que Jack Construyó»: Los límites del arte y la psicopatía

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Las morbosas peripecias de un asesino psicópata con trastorno obsesivo compulsivo no tendrían porqué ser el atractivo principal de una película, pero con el director Lars von Trier todo es posible. «La casa que Jack construyó» (The House That Jack Built) sigue la historia de Jack (Matt Dillon), un ingeniero -y arquitecto frustrado- que está afanado por construirse una linda casa al lado del lago. Sin embargo, bajo las sonrisas ensayadas frente al espejo y la falsa empatía, Jack esconde un oscuro secreto: ha cometido más de 60 asesinatos sin ninguna consecuencia, ya que la impunidad es como un regalo divino que siempre llega.

Sinopsis: La obsesión por lograr la perfección es el motor de la vida del ingeniero Jack (Matt Dillon), que sueña con ser el arquitecto de su propia casa y con hacer una obra grandiosa. Pero no se trata de la vida de un simple ingeniero, sino la de un sicópata que sufre de trastorno obsesivo compulsivo, desarrollando una gran habilidad para matar y escapar impune. La Casa Que Jack Construyó, del director danés Lars Von Trier, es la estremecedora narración de Jack y de los asesinatos que cometió durante 12 años a través de un diálogo con un enigmático personaje, Verge (Bruno Ganz), mientras realizan un misterioso viaje.

Con una narrativa que no será ajena para los más conocedores de sus trabajos anteriores, Lars von Trier teje su nueva cinta en base a un relato narrado desde Jack hacia Verge (Bruno Ganz); un hombre mayor que escucha y juzga en voz alta, muchas veces poniendo en jaque el mismo protagonista de la cinta.

La conversación entre ambos personajes, que termina siendo algo así como la confesión de Jack, da como resultado un debate que se extiende al espectador y funciona muy bien como motor principal de la película. Verge -al más puro estilo de Virgilio en «La Divina Comedia»- escucha y se mofa cuando Jack le cuenta acerca de cada uno de sus asesinatos, bajo la justificación de que son actos previos a la realización de una poderosa obra de arte.

Los asesinatos -u obras de arte según el protagonista- se caracterizan por ser extremadamente grotescos y gráficos, superando las expectativas que deja el trailer. En la película somos testigos de una serie de situaciones escabrosas, que además de sorprender por ser sangrientas, configuran al protagonista como una persona con un carácter peligroso, extraño e incomprensible.

Este carácter, interpretado de manera magistral por el actor Matt Dillon, es la razón principal por la que empatizar con Jack se hace extremadamente difícil. A excepción de un par de escenas, Jack es constantemente el antagonista en su propia odisea. La volatilidad y locura del personaje hacen que cada nueva aparición-donde sabemos que algo macabro o sanguinario ocurrirá- esté cargada de tensión y angustia.

Estos sentimientos se hacen presentes durante toda la cinta y están acompañados de un humor negro que emerge en los momentos menos pensados. El relato, a pesar de sus escenas que bordean en el gore, parece a ratos una parodia donde la idiotez de ciertos personajes y la injusta suerte del protagonista sacarán más de alguna carcajada en medio del festival de sesos y carnes a manos del ingeniero Jack.

El ritmo de la cinta hace que su duración de dos horas y treinta minutos no pase desapercibida en lo absoluto. Además, hacia el desenlace la narración de Jack se hace confusa, pues se mezcla con elementos surreales y un simbolismo que quedarán a la libre interpretación del espectador.

El final abierto de la película es un arma de doble filo. Por un lado, un recurso válido para una película que se desmarca radicalmente de las cintas comerciales, pero por otro, un punto negativo para quienes esperaban saber si Jack finalmente tendría su merecido.

«La casa que Jack construyó» es una película diferente, pero no por eso peor. La nueva entrega del polémico director Lars von Trier cumple con entregar un estremecedor relato cargado de sangre que no conoce la censura, pero que en su afán por diferenciarse deja de lado una historia terriblemente real y se enfoca en entregar un final abierto, que si bien se disfruta,  quita la oportunidad de ver el cierre que quizás muchos esperaban.

Desde el 06 de diciembre podrás disfrutar esta cinta que te revolverá el estómago y te hará reflexionar respecto al arte, los asesinatos, el TOC y la suerte.

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