[Reseña] «Ouija: El Origen Del Mal»: Todos los clichés, bien aplicados

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Demonios, sacerdotes, tableros Ouija, niñas aterradoras, romance adolescente prohibido, fiestas de noche… «Ouija: El Origen Del Mal» tiene casi todos los lugares comunes del cine de terror, pero todos están utilizados de una forma en que disfrutarás de una película muy bien armada, que logra sacar varios gritos.

Sinopsis: Una joven usará la ouija imprudentemente para intentar contactarse con su padre recientemente fallecido. Ella y su grupo de amigos deberán enfrentarse a sus peores temores cuando despierten a un ser maléfico procedente del otro lado y al que solo ellos pueden devolver a su origen.

Ouija: El Origen Del Mal es la precuela de «Ouija» de 2014; y para evitar repetir las negativas críticas que ésta recibió, decidieron contar con Mike Flanagan, quien dirigió éxitos como Absentia (2011), Oculus (2013) y Hush (2016), para aportar con su conocimiento a este proyecto que podría haber sido solo una película de terror más, por su argumento repetitivo y ya visto.

La historia comienza de forma bastante lenta, primero ubicando un contexto para no lanzar todo de golpe, presentándonos a las integrantes de la familia Zander, personajes cruciales de la película de 2014, y su particular forma de vivir: para mantener a sus hijas Lina (Annalise Basso) y Doris (Lulu Wilson) después del fallecimiento de su padre, Alice (Elizabeth Reaser) se dedica a realizar sesiones de espiritismo en el hogar.

La fotografía con tonos sepia y fríos de la película hace sentir que estamos realmente en los años 60, época en que está ambientada, a pesar de poseer una imagen limpia y técnicas modernas, y con sus tomas precisas que aportan al suspenso y terror de la historia, realmente se hace notar la experiencia de Flanagan en el género, recordando a ratos a películas como «El Bebé de Rosemary» (1968).

Sus efectos especiales no son los mejores del cine pero provocan terror de forma eficiente y escalofriante.

La banda sonora que acompaña Ouija: El Origen Del Mal provoca esa sensación clásica del cine de terror, con sonidos de pianos entre escenas, y también mucho uso del silencio, ubicándose como uno de los puntos más fuertes de la película.

La actuación de Lulu Wilson es increíble, haciendo honor a otros personajes de niños diabólicos del cine de terror, con solo una mirada o una palabra.  Opacando las, también notables, actuaciones de Elizabeth Reaser (Crepúsculo) y Annalise Basso (Oculus). La forma en que se desarrolla la película no deja mucho espacio a que Henry Tomas (Querido John) expanda mucho el personaje del Padre Tom, y el trillado adolescente que caracteriza Parker Mack (Chasing Life) no sale de lo que ya se ha visto en otras películas.

La historia transcurre de forma paulatina, sin apuros, hasta el momento de su conclusión, en donde Ouija: El Origen Del Mal toma otra velocidad y nos llena de escenas e ideas que ya hemos visto en otras películas de formas pobres y sin creatividad, pero funcionando de forma creíble, aunque un poco desorganizada, logra a tumbos llegar al final sin caerse.

Ouija: El Origen Del Mal es una película mucho más ingeniosa que su secuela de 2014, que se logra sostener por si sola y no necesita conocimiento de la historia anterior para ser disfrutada, siendo una grata sorpresa por como sale victoriosa tras la utilización de recursos explotados en el cine de terror. La película no se siente realmente como una historia de origen del argumento, sino como un reinicio (e incluso una disculpa) de una narrativa interesante que puede seguir siendo utilizada, quizás como una nueva franquicia de terror.

Sin lugar a duda, «Ouija: El Origen Del Mal» es un gran estreno para la semana de Halloween y puede perfectamente convertirse en una película de culto del cine del terror. Ojo: quédense hasta el final o se van a arrepentir.

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