[Reseña] «Talentos Ocultos»: Una Historia Jamás Contada

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Si creemos que la sociedad de hoy está mal en temas de discriminación de género y segregación racial, los años 60 eran todavía peor. En plena Guerra Fría, dentro del contexto de la carrera espacial, mujeres afroamericanas aportaron para poner a Estados Unidos en el espacio. Esta historia llena de talentos ocultos se convirtió en un relato jamás contado, hasta ahora.

Sinopsis: Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y Rusia iniciaron una carrera por poner un hombre en órbita. Talentos Ocultos narra la historia jamás contada de tres brillantes científicas trabajando en el ambicioso proyecto de la NASA, mientras también se llevaba a cabo una lucha por los derechos civiles de los negros y las mujeres en Estados Unidos. 

El término «empoderamiento» se usa hoy en día a destajo por mucha gente, pero su concepto rara vez se observa tan bien aplicado como lo hace Talentos Ocultos. Con una temática difícil de abordar, el director Theodore Melfi (St. Vincent) cuenta una historia basada en hechos reales con una ligereza que hace difícil creer que hace 60 años se vivía en un mundo tan horrible.

La trama de la película gira en torno a temas científicos como fórmulas matemáticas, teorías y conceptos científicos que no son del manejo común, pero se encarga también de explicar paso a paso la información necesaria para no sentirse flotando en el aire mientras transcurre la historia a través de sus diálogos, no sintiéndose muy complicada y entendiendo que no es necesario comprender todo.

Como el gran problema con las películas basadas en hechos reales es la dificultad de generar tensión, debido a un conocimiento general del desenlace, la sensación de incomodidad la pone el contexto racista y sexista de la película, donde se ve la dificultad de Katherine Goble (Taraji P. Henson), Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monáe) de progresar debido a la simple razón de ser mujeres de color. Cada cual aporta en un grado distinto a la película. Henson entrega la ambición, Spencer la serenidad y Monáe la rebeldía (y comedia), pero en conjunto son un trío increíble.

A sus impecables actuaciones se suman a Kevin Costner (Danza con los Lobos) y Kirsten Dunst (Melancolía) con personajes al otro lado del espectro (el opresor, por así decirlo) a los que les cuesta trabajo entender esta discriminación, como fiel reflejo de la época. Jim Parsons (The Big Bang Theory) intenta salir del estereotipo de personaje que le creó Sheldon en la serie de los científicos, pero (al igual como le pasó a Johnny Galecki en El Aro 3) el personaje sigue siendo similar a su rol más conocido, pero como antagonista injustificado de todas formas pasa la prueba.

Con una destacada ambientación, desde la vestimenta a la dirección de fotografía que sobrepone imágenes reales con las grabadas para la película, le da un aire de realismo muy agradable. El único defecto en este aspecto son los efectos especiales, que no están a la altura de la película, pero de todas formas son un punto tan mínimo que no afectan a la valoración de Talentos Ocultos.

Todo el sonido de la película es sublime; desde la música hasta el sonido de los lápices, las tizas y los tacones, cada uno está correctamente aplicado, nada estando fuera de lugar. Las canciones son de la época, mientras que la música es una compañía sutil en esta película tan densa, haciéndola más alegre.

Talentos Ocultos es total merecedora de su nominación al Premio de la Academia como Mejor Película (¡puedes ver todas las nominaciones aquí!), mientras que Octavia Spencer también es digna de estar en la pelea por Mejor Actriz de Reparto, lo que no es posible es que Taraji P. Henson no reciba una nominación como Mejor Actriz, cuando su papel te hace reír y llorar sin problemas, siendo la personificación de la lucha por el reconocimiento feminista y racial.

Una película maravillosa que hay que ver, un hermoso homenaje a las mujeres, a la gente de color (especialmente a las mujeres de color), y a todos aquellos que han aportado a la historia sin recibir reconocimiento. Un homenaje que llega un poco tarde, pero también en el momento preciso: cuando la sociedad mundial está entrando nuevamente a un paradigma de odio y discriminación, es bueno recordar que, en el fondo, somos todos iguales.

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